53.

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Me alejé lo suficiente para poder verla completamente, apenas un par de pasos, observé su cuerpo de pies a cabeza y me aseguré con la visión de rayos si estaba herida. Miré con detenimiento el lugar donde sabía que la bala había estado, donde la sangre salía sin parar sin poder detenerla. No había más que una pequeña cicatriz. La expresión de confusión estaba tatuada en mi rostro.

—Hey. —dijo con suavidad. Su voz hizo que la mirara a los ojos, nada parecía real. —Te lo explicaré todo aunque... Bueno, tu hermana te lo contará mejor. 

—Lena... 

Esperó a que siguiera pero me limité a cerrar la boca, bajé la mirada y traté de pensar. Yo la había visto morir en mis brazos, el pulso que Lena tenía cuando la dejé ni siquiera podía considerarse como tal, la sangre que había perdido... Su mano buscó la mía haciendo que me acercara a ella de nuevo en un gesto lento. Apretó con delicadeza como si quisiera darme a entender que esto realmente estaba pasando.

—Te ví morir. —por primera vez desde que entré a la habitación su sonrisa cálida se convirtió en una mueca al oír esas palabras. —Ví como... Como me dejabas, Lena, estabas muerta.

—Lo recuerdo. Creo que aunque quiera quedarme contigo sin hacer nada por el resto de la semana es mejor que sepas todo ahora, así que deberías llamar a Alex. 

—Aún no sé por qué ella...

—Solo hazlo, ¿si? Te prometo que hay una explicación.

Quizás era yo pero Lena se veía tan pequeña en esa habitación. La típica ropa de hospital, su pelo suelto y su piel pálida como de costumbre, ella estaba exactamente igual pero me costaba creerlo. Yo la había visto abandonarme en mis brazos, me sentía paranoica viéndola ahí, pensando que alguien en cualquier momento podría herirla y yo no podría hacer nada. Después de un momento pensando en silencio asentí y de una forma vergonzosa salí en busca de mi hermana, luego de que Lena me asegurara que todo estaba bien. 

Para mi suerte Alex estaba apoyada en una pared a la vuelta de un pasillo cercano, cuando estuve frente a ella levantó la vista y me sonrió de oreja a oreja. 

—Supongo que ya has visto lo que hay ahí dentro. 

—Dime que no es producto de mi imaginación, que no es un holograma o...

—Kara, respira, ella es real. Te lo aseguro. —me tomó de los hombros y yo intenté recuperar la calma perdida. 

—Dijo... Dijo que tú me explicarías mejor. ¿Eso qué significa?

—Significa que tendremos una larga conversación. 

Fruncí el ceño y se encogió de hombros mientras empezaba a caminar en dirección a la habitación donde Lena estaba. 

Lena se encontraba sentada en una silla junto a una mesa que ni siquiera había visto antes, tenía los ojos fijos en la madera y la cabeza apoyada en el puño. Tenía miedo de en cualquier momento despertar, esa era la sensación que me acechaba apenas la había visto. Alex fue directamente hasta la mesa y se sentó a la izquierda de Lena, me deslicé sobre la silla frente a ellas solo por el bien de mi integridad. No recordaba cuando había estado tan ansiosa. 

—Bien... —empezó Alex y le dió un rápido vistazo a Lena en busca de consentimiento. —Antes que nada espero que no me odies por esto.

Lena se había incorporado en la silla y me miraba atenta, había pasado tanto tiempo de la última vez que me había sentido nerviosa por su mirada, sus ojos eran tan puros y claros que tuve que procurar mantener la vista en mi hermana. Alex respiró profundo y me miró. 

Kriptonita Roja; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora