16.

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Eran las 16:37 según el reloj y yo iba a comenzar a incendiar todo si el tiempo seguía pasando tan lento... o tan rápido. De las dos maneras me estaba desesperando. No había parado de pensar en ella ni un minuto en todo el día porque desde la noche anterior lo único que podía recordar era que casi nos besábamos. ¿No le había causado nada? Era lo más probable. Si bien ella durante todo el momento en que estuvimos juntas no pareció molesta sino que mucho más dispuesta a seguir, luego de irme lo había desechado todo como si nada, mientras yo me volvía loca. Ahora solo le importaba ver a Kara, genial. Como si fuera algo más, alguien más cualquiera, y la idea me enfadó. 

Caminaba de un lado a otro, la casa estaba sola y lo único que había ahí era mi impaciencia. Hasta que en la puerta sonaron tres golpes ligeros y junté todas las fuerzas posibles para ser solo Kara Danvers. Respiré hondo, acomodé mi falda y levanté mis anteojos. Fui hasta la puerta y abrí.

—Kara. —Lena estaba parada del otro lado y con una sonrisa en la boca. Vestía informal con un pantalón negro ajustado y una camisa a cuadros roja, su cabello estaba suelto y un tanto desordenado. La vista en sí era fantástica. Me había olvidado de hablar y seguro mi boca iba a comenzar a babear. Tuve que carraspear para recuperar la voz.

—Lena, has venido. 

—Sí, dije que vendría. ¿Te llegó mi carta verdad? —asentí y ella sonrió satisfactoriamente. —Vamos, nos espera un rato divertidísimo.

—¿A dónde iremos?

—Te lo he dicho antes, tendremos un momento de chicas. 

¿Esto era lo que hacía? ¿Coqueteaba con chicas un día y corría a por otras al día siguiente? Me sentí un poco decepcionada pero cuando me sonrió casi podía olvidarlo todo. 

Estábamos ya fuera de mi edificio, ella iba delante de mí caminando como solo ella podría y aunque no fuera un vestido ese pantalón estaba siendo demasiado imaginativo desde dónde yo estaba... Cuando me di cuenta de lo que pensaba aparté la mirada, avergonzada. Llegamos a su auto y me señaló la otra puerta del copiloto, cuando las dos estuvimos dentro me quedó viendo expectante y al no entender que quería me señaló el cinturón de seguridad levantando una ceja. 

—Oh, sí... —bajé la vista al cinturón pero no había contado con tener que usarlo. El problema era que nunca lo había hecho, ni siquiera me había subido a un auto mas de tres veces en mi vida y aún así no necesitaba usar un cinturón de seguridad. —Es que... Estas cosas siempre me fueron complicadas, uh...

Estaba tocando el cinturón intentando estirarlo y parecía atascado. Si usaba mucha fuerza lo iba a ronper pero no me quería hacer caso. Fruncí el ceño con frustración y escuché a Lena reír.

—¿Qué nunca usas cinturón de seguridad, Kara? —negó con la cabeza y desabrochó el suyo, acto seguido se acercó a mí tanto que sentía su cuerpo presionar levemente el mío. No sé si yo seguía respirando pero ahora su cuello estaba justo frente a mí y no tardé en sentir su perfume, el mismo que la noche anterior. Escuché un click y me di cuenta de que había abrochado mi cinturón y volvió a su posición, haciendo lo mismo con el suyo. Se giró a mí y recé porque mi cara no expresara nada. 

—¿Lista?

—Muy lista. —volvió su mirada al frente y arrancó el auto. Sus manos se veían elegantes en el volante y su concentración en la calle era interesante. Cuando miraba a la izquierda podía apreciar su mandíbula recta. Estaba siendo demasiado acosadora para mí gusto por lo que tuve que desviar mis ojos a otra cosa. Un tiempo más tarde habló.

—Dime Kara, ¿qué haces en tu tiempo libre? —la miré pero ella seguía viendo al frente.

—¿Mi tiempo libre?

Kriptonita Roja; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora