12.

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Era un día común en National City, un tanto nublado, pero el sol asomaba por momentos entre las nubes. Estaba volando sobre los edificios asegurando distintas zonas y ví que algunas personas parecían correr o más bien escapar. En segundos había llegado a donde el alboroto se estaba causando y lo primero que ví fueron a dos hombres armados disparando al aire para lo que supuse sería ahuyentar a la gente. Mi visión de rayos me hizo saber que en la tienda había otro ladrón más, apuntándole al vendedor pidiéndole dinero.

Volé rápidamente dentro de la tienda, ignorando a los hombres fuera que ahora notaban mi presencia (tal vez un poco tarde) y disparaban en mi dirección. Era admirable que siquiera lo intentaran, las balas no hacían más que rebotar e incluso podría tomarlas con la mano si lo deseara que no me causaría ningún daño. Estaba ya frente al ladrón que ahora me apuntaba aterrado con el arma, literalmente temblaba y su pulso era inestable.

—Baja el arma, no hay necesidad de hacer esto.

Su brazo seguía igual y me miró con el ceño fruncido, casi percibí una gota de sudor caer de su frente. A veces no entendía el miedo de la gente cuando me veían, como si fuera a dañarlos con solo verlos.

—No te haré nada a menos que dejes el arma. ¿Crees que esto es mejor a tratar de buscar un trabajo real? Tú puedes ser una persona ahí fuera, como todos.

—Lo dice quién es capaz de volar —su voz era de puro resentimiento y los otros dos detrás de mí solo estaban quietos, no muy seguros de si debían hacer algo como escapar teniendo una posibilidad de que yo los atrapase primero—. No te creas tan bondadosa, Supergirl, hemos visto como dejaste ir a dos ladrones en aquel banco hace semanas. ¿Por qué a nosotros no, huh?

Traté de no notarme afectada pero había pensado tanto en eso que escuchar a alguien decirlo en voz alta lo había traído de nuevo todo como si hubiera pasado ayer.

—No es lo que sucedió.

—Oh, claro que sí. Nosotros lo sabemos... Tú lo sabes —una mirada desagradable se dibujó en su cara, no parecía temblar tanto ahora pero seguía apuntándome.

—Lo voy a repetir solo una vez, deja el arma y tendrás una oportunidad.

—¿Es que nosotros no somos tan especiales? ¿¡Eh!? ¿No tenemos la bendición de Supergirl?

No hacía más que tensarme con sus palabras pero me mantuve firme.

—Suéltala —me moví un poco más cerca de él. Podía haberlo desarmado hace rato si lo quisiera pero me gustaba tener la esperanza de que pudieran cambiar de opinión. Algunos a veces lo hacían.

Sin embargo eso lo afectó aún más, hizo que sus ojos estallaran de enojo y levantó su arma justo a la altura de mi cabeza.

—¡Tú no eres mejor que nosotros! —gritó y jaló el gatillo tantas veces que vació el cargador.

Era interesante cuando eso pasaba. Las balas quedaban un instante en el aire luego de tocarme y caían al suelo, otras veces estas rebotaban. Y ocurrió lo último. Un par de balas que rebotaron en mí fueron a parar a él, que cayó al instante en el suelo gritando de dolor. Le habían dado en el brazo y otra en el estómago y yo sólo suspiré.

—No te llevaré a un hospital, la ambulancia está a unas calles por lo que puedo oír... También la policía —y miré a los otros dos que estaban viendo asustados la escena, levanté las cejas y deduje por el miedo en sus caras que no irían a ningún lado. Volví la vista al que estaba en el piso quejándose—. No quería decir esto pero te lo dije.

La policía ya estaba afuera y yo no tenía más nada que hacer ahí dentro, saludé con un gesto de la mano al vendedor que estaba un tanto asustado del otro lado del mostrador y salí. Un policía entró con el arma en alto, rápidamente le expliqué la situación y segundos después estaba en el aire otra vez.

Kriptonita Roja; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora