15.

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—Kara... Kara te lo ha dicho, ¿verdad?

Pensé que mi corazón iba a colapsar, por un segundo creí que sabía quién era y volví a respirar normalmente. Seguía cerca de su cuello ahora incluso más tranquila que antes. No se había movido ni me había echado por lo que quería tanto esto como yo. 

—Lena, tu piel es increíble. —iba a morderla una vez más cuando me sorprendió de golpe. Puso sus manos en mi cintura y me dió vuelta con ella. Ahora yo era quien estaba contra el escritorio como aquella vez y ella me veía curiosa, me veía con una mirada hambrienta.

—No puedes venir aquí y hacer esto. 

—Creo que ya lo hice. —nuestro aliento se mezclaba cada vez que respirabamos, estábamos tan cerca que el mismo ambiente nos quemaba. Sus ojos estaban expectantes en mis labios entreabiertos.

—¿Qué quieres de mí, Supergirl? Porque no sé aún que me atrae tanto a ti. —sus manos seguían fuertes en mi cintura, como si fuera a querer escapar en algún momento y el calor en mi cuerpo otra vez se hacía presente, ese calor que me quería hacer estallar si no hacía algo. 

—Lena eres excitante. —le dije riendo. Me sentía tan poderosa que podía ir hasta la luna misma y extinguirla. Balanceé mi peso más cerca de ella, mi cara ahora tocaba la suya y aprovechó para besarme la mejilla. Era un juego peligroso, si seguía moviendo sus labios hacia mí boca era capaz de llevarla hasta la misma estatua de la libertad y quién sabe qué haría.

—Separó su cara un poco de la mía para verme.

—No sabía que tenías ese lado tan... Atrevido. —dijo divertida, yo sonreí pero en ese mismo momento mi mente hizo ese sonido agudo otra vez y quedó en blanco, mi sonrisa se desvaneció de golpe. Ella lo notó al instante y su sonrisa también se fue. Cuando me di cuenta de lo que sucedía la miré asustada.

—Oh, mierda. —me escuché decir. Mierda.

—¿Supergirl... ? 

Mi cabeza estaba dando vuelta pero su voz me recordó que aún estaba ahí. La miré sin siquiera saber que decir, no sabía dónde meterme, no sabía qué hacer. 

La alejé despacio con un empujón y dejé de mirarla. No quería sus ojos en mí, no quería recordar ahora todo lo que había dicho... Lo que había hecho. Su performe aún estaba en mis labios y llevé la mano a mi frente. Me sentía sudar, sentía que la gravedad acababa conmigo de a poco. Me había sucedido otra vez. Había sentido ese sonido y al instante mi comportamiento había cambiado tan de repente. Todo ese poder, la confianza y mis pensamientos despreocupados... Todo eso había venido de golpe pero esta vez mi mente se había ido también. Mi mente había pensado cosas con respecto a Lena tan... Dios, las cosas que había pensado aún las recordaba. Mi cuerpo y mi mente habían sido poseídos, si es posible, por algo desconocido. 

—Oye, ¿qué pasa? —volvió a hablar ahora mostrando preocupación, quiso acercarse a mí pero la detuve con un movimiento de la mano. Le daba la espalda ahora porque no tenía idea de que tenía que decirle luego de lo que acababa de suceder. 
No iba a seguir ahí, por lo que decidí irme. Escapar nunca me parecía una buena idea pero nada era una buena idea en este momento. 

—Oye, ¿a dónde se supone que vas?

—Tengo que irme, Lena, adiós.

—¿Estás huyendo? —me di vuelta para verla y ahora su semblante era de puro enojo. 

—No, pero debo irme. 

No le di tiempo para decir nada porque ya estaba volando, parecía que ahora el clima tenía ganas de cambiar también porque sentía varias gotas caer en mi cara. Me sentía furiosa. Primero porque no sabía porque tenía esos cambios tan repentinos pero principalmente porque lo que había sucedido con Lena me había desequilibrado totalmente. Lo único en lo que podía pensar ahora era en su piel, su boca y sus malditos ojos mirándome. Nunca me había ocurrido algo así con una mujer ni siquiera me había sentido así con un hombre. Quería culpar a lo que sea que había provocado que actuara así, a mi otro yo... Pero no podía. Porque las ganas que había tenido de besarla todavía no se habían ido.
Mi mente repasaba pequeños momentos como una tortura y por como era mi cabeza la mayor parte del tiempo sabía que me iba a atormentar por mucho más. Estaba enojada por no poder controlar lo que sentía, porque me asustaba y porque no lo entendía, pero más que nada porque esos sentimientos por Lena eran gigantescos.

Kriptonita Roja; Supercorp.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora