Nunca me había sentido tan inútil y vulnerable. Odié el grito de mi hermana desesperado cuando Maggie bajó unos cuantos centímetros más hacia la pileta de ácido y yo solo pude mirar.
-Por favor, déjalas ir. -Lillian esbozó una amplia sonrisa felina cuando volví a incorporarme y hacerle frente. -Has lo que quieras conmigo, pero déjalas en paz.
-Verás, Supergirl, he esperado un largo tiempo para tenerte aquí, a mi merced e incapaz de nada. No pensarás que haré esto más fácil y rápido solo porque soy buena... no. Quiero disfrutar de cada segundo. Llegamos a la conclusión de que tenerte viva para lo que pretendemos hacer contigo no es necesario así que tu muerte es inminente. De todas maneras nadie dijo que tendría que hacerlo tan abruptamente, no, quiero verte sufrir, ver en tus ojos la desesperación de tu hermana al borde de la muerte. Has causado demasiado daño en mi familia, has destrozado la última oportunidad que me quedaba para acercarme a mi hija, eres el perfecto punto para que tu querido primo Superman sufra también las consecuencias de sus propios actos.
-Él... Él te buscará, lo sabes, te hará pagar por todo esto.
-Se te escapa algo, Supergirl. Cuando mueras nos divertiremos a lo grande en mi laboratorio. -Maggie soltó una mala palabra que no escuché con claridad pero Lillian hizo caso omiso. La falsa Supergirl se había acercado a mi hermana y posaba una mano sobre su hombro, una punzada de irritación se expandió en mi interior cuando me sonrió. -Ni siquiera el mismo Superman será rival para las armas que vamos a construir. Armas increíblemente poderosas y todo gracias a ti. No siquiera imaginas las cosas que se pueden lograr con un poco de tu sangre. Vamos a erradicar toda vida extraterrestre de nuestro planeta, volveremos a ser lo que éramos.
Las náuseas habían desaparecido en algún momento pero me sentí enferma por lo que decía. Ella no tenía derecho a entrometerse con los alienígenas que aquí habían, muchos de ellos, la mayoría eran refugiados. No tenían otro lugar donde ir, no tenían un hogar al que volver, habían sido exiliados y la tierra era ahora lo único que tenían. No podía hacerles eso, pensar que de alguna manera yo sería parte me entristeció. Esa tristeza mezclada con la impotencia me hizo apretar los puños sobre el suelo. Los músculos de mis brazos se tensaron pero no fue tanto el dolor y yo evalué aquel avance pero sin que lo notaran.
-No puedes.
-¿Disculpa?
-No eres nadie para deshacerte de vidas que no te han hecho ningún daño.
-No pertenecen aquí.
-Tú no perteneces aquí.
Me incliné hacia delante, hacia ella, pero mis piernas ardieron todavía afectadas y me dejé caer nuevamente. Lillian se cruzó de brazos y me observó estudiándome, ladeó la cabeza y su cara se iluminó en el momento en que pareció recordar algo.
-Eres tan impertinente. Crees que eres la dueña del mundo, ¿no? Más allá de los poderes con los que cuentas no puedes hacer nada. Y... Si bien es cierto que no saldrás viva de este lugar la idea de que presencies como le quito la vida a tu querida Lena es igual de tentador.
-No te atrevas a acercarte a ella. -la voz que salió de mi interior era total y puramente siniestra. Mis piernas ya no dolían pero mis poderes no estaban del todo recuperados. La sola mención de Lena me hacía querer saltar sobre Lillian, hacerla considerar cada una de sus palabras. Puede que la kriptonita roja no estuviera en mi sistema pero amenazarme con las personas que amo era sin duda la idea perfecta de una bomba de tiempo a punto de estallar.
-Mi hija me ha causado casi tantos problemas como tú. Siempre estabas ahí cada vez que quería deshacerme de ella, eso me ha enojado demasiado con el tiempo.
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Kriptonita Roja; Supercorp.
FanfictionKara Danvers ha ayudado a todo el que necesite una mano, ha llegado a lo imposible para proteger a todos sin esperar nada a cambio pero un día descubre que algo dentro de ella se está transformando. Su única salvación se encuentra dónde menos se lo...