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Horas después de que Brendon me sorprendiera, llegó Spencer para hacerme compañía.

—Hola enfermo, traje cosas que se que te iban a hacer falta— dijo dándome una bolsa.

Me había traído pañuelos, algunos tés, ositos de gomita y también ¡Queso en spray!

—¡Mi precioso queso!— dije rompiendo la tapa para ponerme un poco en la boca.

Rió ante mi gran adicción al queso en spray. Cuando teníamos doce, una vez que nos mandaron a hacer compras, yo vi este queso junto con la crema batida en spray y nunca había amado tanto la vida.

Lo deje pasar y fuimos a mi cuarto, en donde nos pusimos a jugar a mario world.

—¿Y qué hiciste todo el día?— preguntó Spencer.

—Dormí hasta tarde, pedí una pizza para mí solo porque no tenía ganas ni de recalentar comida, discutí con Brendon, terminé un libro... Lo usual.

—Dios ustedes ya parecen madre e hija por lo mucho que discuten— bromeó.

—Ew, ninguna hija besaría a su madre con lengua.

—¿Así que besarías a Brendon?

—Ya lo hice, ese era mi punto.

—Ya me lo dijiste burro, yo te pregunté si lo harías de nuevo.

—No empieces Shrek.

Me dio un empujón que hizo que me cayera de la cama, porque me tomo por sorpresa. Comenzó a reírse como un maniático y yo le saqué mi dedo corazón.

—Te lo merecías. Pero en fin— dijo cambiando de tema— Cuéntame porque discutieron.

—Le oculte que éramos vecinos, en resumen.

—¿Quién hace eso?

—Me escucha cantar por las noches y no quería que se enterara que era yo, solo eso. Sabes el pánico que le tengo a que alguien me escuche cantar, sin contarte.

—Pero Ryan, estoy seguro que pensó que tenías una voz preciosa porque la tienes o porque si no te hubiera mandado a callar.

Nunca lo había pensado de esa forma. Pero de todos modos, yo no cantaba nunca enfrente de nadie, jamás. De solo pensarlo tenía ganas de hacerme en los pantalones, sin exagerar.

Suspire, sabía que si seguía insistiendo con mi miedo Spence era capaz de terminar enojándose conmigo, por lo que decidí dejarlo un "Da igual", dándole fin al tema de conversación.

Seguimos hablando un rato, hasta que ya era algo tarde y él debía irse a la casa de Jon. Nos despedimos y él me pidió que hablara con Brendon, que era un buen chico y se veía que gustaba de mí y yo de él.

Reí al solo pensarlo. No creo que Brendon llegara a ese punto, es decir, es su forma de ser. Un pesado que siempre liga en broma con todos sus amigos. Y capaz me había besado solo porque quiere algo de una vez conmigo. Ignoremos el hecho de que yo lo había besado, es que sus labios de solo verlos dan ganas de besarlos. ¿No? Hay labios que dan ganas de besar, pero eso no significa que me guste la persona que los lleva.

Somos amigos ¿No? Buenos amigos, muy distintos que a veces no parecen encajar, como hoy por ejemplo.

No importa, ahora debía concentrarme en la tarea de literatura. Consistía en una producción libre, cosa que irónicamente me era más complicado. Prefería que me den un tema, o algo sobre que apoyarme para no quedarme mirando el monitor como un imbecil esperando que me caiga una idea salvadora.

Como esa idea no llego, decidí dejarla para mañana o algún momento del fin de semana.

—Hijo— me llamó mi madre. — Arréglate que tenemos visitas.

—Pero mamá, estoy enfermo— fingí un poco de tos.

La verdad ya era que me encontraba muchísimo mejor, pero prefería quedarme en mi cama fingiendo que me estaba muriendo cuando en realidad estaba sumamente cómodo viendo una serie sobre crímenes en lugar de estar cenando con familiares aburridos o amigas de mi madre.

—A ver, déjame tomarte la temperatura para ver si mientes.

—Mamá...

—Cámbiate, ahora.

Bufe molesto, mientras me ponía una remera y unos jeans.

Salí de mi cuarto para dirigirme a la cocina. Mi madre me pidió que ponga la mesa así que comencé llevando el mantel, dos vasos y dos juegos de cubiertos.

—¿Cuántos seremos?— le pregunté para ver que más llevaba.

—Cuatro Ry, todavía no lleves los platos y por favor lleva un poco de pan en la panera que no tardan en llegar y a la comida le queda un tiempo.

Asentí y lleve todo lo que faltaba para los dos invitados, sumándole una botella de agua.

El timbre sonó y cómo sabía que mi madre estaba ocupada, decidí abrir yo. En la puerta, se encontraba una señora de unos cuarenta y largos... y Brendon.

—¡Hola! ¿Vos debes ser Ryan, no es cierto? Soy tu vecina, Olivia Urie*, y él es mi hijo Brendon.

—Ma, ya sabe quien soy yo, vamos a la misma escuela— le dijo el mencionado.

—Así que son amigos, me alegro por ustedes— dijo ella.

—¡Olivia! Pasa, la cena estará lista en un momento, así que vayan sentándose— dijo mi madre saludándola.

Les dejé pasar y cerré la puerta, pero mientras nuestras madres hablaban un poco en la cocina, tomé del brazo a Brendon para alejarnos un poco de ellas y hablar en privado.

—Mira, ya sé que estás enojado conmigo, pero mi madre es muy chismosa y no quiero contarle todo el nudo entre nosotros. Así que ¿Podemos fingir que somos como mejores amigos?

Me miró detalladamente antes de contestar.

—Bien, solo porque tampoco mi madre es igual.

*Tuve que inventar el nombre de la madre de Brendon porque sinceramente no me lo acuerdo yyyy no tuve mucho tiempo de buscarlo (además de ganas, total si las dos familias las arme a mi antojo lol)

Lullaby ✧ ryden Donde viven las historias. Descúbrelo ahora