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Empezar un capítulo así es como hacer esa prueba de confianza entre ustedes y yo de esa que te tiras a uno de espalda y con los ojos cerrados... ¿Confían en que no lxs voy a hacer sufrir o no? 😈

—Ryan... ¿Podemos hablar, en persona?— le dije apenas atendió el teléfono.

—Claro ¿Estás en tu casa?

Suspiré —No, estoy en el parque.

—Voy para allá entonces, te quiero.

Colgué el teléfono mientras me abrazaba a mí mismo. La primavera ya estaba por empezar pero hoy precisamente hacía bastante frío y no había traído más que un buzo color lavanda. No había sido una buena decisión salir tan confiado de que en esta parte del año debería empezar a aumentar la temperatura a tal punto de poder estar tranquilo de salir casi sin abrigo.

Pero bueno, cuando uno sale de su casa tan deprisa y con tantas cosas en la cabeza, lo que menos te importa es el clima ¿No?

Mire a la poca gente que ya quedaba en la plaza, eran casi las 6:30 de la tarde y como ya estaba algo oscuro, las familias se iban a sus casas.

Una niña se acercó a mí y me ofreció unos caramelos.

—Te veo tridte— dijo con su voz infantil.— A mí lod caramelod me haden felid.

Tomé los dos caramelos que me estaba ofrenciendo y le sonreí.

—Gracias preciosa, ahora ve con tus padres que deben estar preocupados.

Ella asintió y volvió a los juegos para niños.

Guarde los caramelos en mi bolsillo y miré la hora sin sacar mi teléfono del bolsillo completamente. Había llamado a Ryan hace casi más de media hora y no aparecía.

Lo vi caminar en mi dirección, al contrario de mí, demasiado abrigado para el clima que hace. Se sentó a mi lado y se saco la campera más gruesa que tenía.

—¿Quieres?— me la ofreció.— No tengo tanto frío y tu cara parece del color de tu único abrigo.

La tomé y me la coloque, sintiendo el abrigo muy caliente por el hecho de que antes lo había usado él, tomando su temperatura corporal.

—Lamento haber tardado, mi madre me paró antes de salir porque tus padres la llamaron a ella preguntándole donde estabas.

—¿Les dijiste que venías a verme acá?— le pregunte.

—No, por las dudas no lo hice... ¿Qué pasó, Brendon?— dijo

Miré al piso, tratando de no llorar.

—Mi padre volvió, y-y muchas veces pasa por casa para que yo lo ayude con temas de la boda porque quiere que sea su padrino pero n-no puedo.

Lullaby ✧ ryden Donde viven las historias. Descúbrelo ahora