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Esto está pasando ¿Realmente está pasando? Dios ¡Sí está pasando!

Tenía que controlarme, no podía ser tan brusco luego de enterarme de tal bomba. Al menos por ahora, tenía que no pedir demasiado e ir poco a poco...

Me senté sobre sus caderas, dejando una pierna a cada lado de su cuerpo. Me saqué mi remera e hice lo mismo con la suya.

Comencé a besarlo desde la mandíbula hasta su cuello, bajando por sus hombros y luego para su pecho y estómago. Me contuve en morderlo, quizás ahora lo iba a ver como algo rudo.

Tomé sus jeans y me deshice lo más rápido que pude de ellos para que en menos de tres segundos fueran a parar junto con los míos y el resto de nuestra ropa.

Ryan estaba temblando un poco, por lo que tomé una de sus manos y uní nuestros una vez más. Volví a mi posición antes de desvestirlo, solo para crear un poco de fricción entre nuestras entrepiernas. Él soltó una mezcla entre un gemido y un suspiro que hizo que me pusiera un poco más duro de lo que ya estaba.

Incliné mi cuerpo hacía delante para comenzar un camino de besos desde su estómago hasta su parte baja. A su vez, le iba diciendo entre beso y beso un "te amo" para calmarlo.

Llegué donde estaban sus bóxers y pude ver que estaba algo excitado, pero no lo suficiente para mi gusto. Lo bajé hasta deshacerme de la única prenda que cubría su cuerpo.

No tengo problema al pensar que su pene era uno de los más grande que había visto entre taaaantos que había presenciado a esta distancia.

—¿Puedo?— le pregunté.

Asintió y no tarde nada luego de ver su reacción para tocar la punta de su miembro con mi lengua. Soltó un gemido y me dispuse a meterlo poco a poco en mi boca, solo para torturarlo. Con el espacio que no entraba en mi boca, con una de mis manos la masajee, asegurándome de que disfrute muchísimo esto.

—¡Por el amor de dios, Brendon!— exclamó.

Tenía los ojos cerrados mientras era un desastre de gemidos. El tener esa imagen tan gloriosa, me ponía aún más de lo que ya lo estaba.

Al empezar a sentir el sabor de su presemen en mi boca, supuse que ya era hora de la mejor parte. Tomé un condon y lo coloque en su miembro.

—¿Queres que haga todo el trabajo quedándome encima tuyo o preferís hacerlo vos?

—Por esta vez, dejo todo en tus manos.— dijo mi novio, como pudo.

Me saqué mis bóxers y me aseguré de que mi entrada esté con su miembro. Tomé su mano y fui dejando que él entre poco a poco en mí.

Me quedé un momento quieto, acostumbrándome a su tamaño. Luego empecé a dar saltitos para mi propia satisfacción.

Ryan no soltó mi mano en un principio, pero luego coloco sus manos mis caderas mientras maldecía un sin fin de cosas.

—¡Mierda!— grite de la satisfacción cuando sentí que Ryan también estaba moviéndose para llegar más profundo.—¡Dios, sí, justo ahí!

Comencé a masturbarme para poder llegar al orgasmo más rápidamente.

—Estoy cerca.— suspiró él.

Por lo que pareció un parpadeo de distancia, los dos llegamos al climax, liberando aquel fluido corporal.

Me estire para alcanzar de mi mesita de luz una toalla pequeña que guardaba en mi cajón para estos casos. Limpié el pecho de Ryan y un poco mi zona. Luego, tire el condon usado al tacho que tenía en mi cuarto.

Me acosté a su lado, para poner mi cabeza en su pecho. Con la yema de mis dedos, lo acaricie como si fuera un atril y mis dedos pinceles. Aunque no hacía falta hacerlo, Ryan Ross ya era una obra de arte.

Levanté mi vista hacia su cara, presenciando que de nuevo estaba con los ojos cerrados. Su respiración era algo agitada, pero pareciese como si estaba durmiendo plácidamente. Besé su mejilla despacio, teniendo en cuenta que quizás estaba efectivamente durmiendo, pero negó mis sospechas al abrir un ojo.

—¿Cómo te encuentras?— le pregunté.

—Preguntándome como pude evitar esto tanto tiempo por eso.

Reí. —¿No estuvo tan mal, entonces?

—No lo pude disfrutar tanto como quería y como se que querías por pensar en eso. Al menos al principio.

—Estuviste bien, Ryan. Se nota que esto en parte te ayudo a superarlo y me alegra.

—Lo dices para que lo hagamos más seguido ¿Verdad?

—No puedo negarlo, ahora que sé lo grande que es tu pene voy a tener menos auto control, perdón.— dije y reímos.

Besó mi cabeza sin decir nada más, mirando el techo de mi pared. Se veía que algo más le pasaba, o al menos eso creía yo... No perdía nada con preguntarle.

—¿Algo más te pasa?

—¿Realmente lo sentís?

Fruncí el ceño. —¿Eh?

—Me dijiste te amo ¿Enserio lo sientes o solo fue para tranquilizarme?

No estaba seguro. ¿Fue enserio solo para tranquilizarlo o lo tomé de excusa para usar esas dos fuertes palabras?

Me puse a pensarlo bien, jamás había sentido algo tan fuerte. Ni con Andy, ahora que lo veo bien, quizás tenía metida la idea en la cabeza de que podríamos tener algo así como un típico cliché. Con Ryan... no lo sé, simplemente estoy más feliz y lo quiero muchísimo.

¿Eso es amar?

—Olvídalo.— me dijo.— Soy bastante tradicional con esas cosas y las considero palabras muy fuertes. Es algo apresurado así que no importa si enserio no las sient-

—Te amo.— lo interrumpí.— ¿A quién mierda le importa que hayamos estado juntos algo así como un mes y medio como pareja oficial? No tengo un calendario interno como para saber cuando es el tiempo apropiado para cada sentimiento, maldita sea. ¡Estoy enamorado de vos, Ryan! No puedo hacer nada más con eso que vivir con ello, y guardármelo no es una opción. No puedo esperar a que tengamos seis meses juntos para decirlo.

Había tomado su rostro entre mis manos en medio de todo el discurso, y ahora le di un corto beso.

—Cito tus palabras al decir que no me importa si vos no lo sentís ahora.— le dije.

Me sonrió para luego besarme.

—También te amo, Brendon.

Nos besamos una última vez más, pero me separé rápido.

—Estoy cansado, perdón.— le dije bostezando.

Le di la espalda para que él me abrazará.

—¿Necesitas que te cante algo?— preguntó dándome un beso en mi hombro.

—Esta noche no, hoy creo que ya puedo dormir bien.

Lullaby ✧ ryden Donde viven las historias. Descúbrelo ahora