Lullaby ✧ ryden

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Actualicé tarde porque estoy en una crisis "terminé un libro demasiado bueno y ahora me siento más vacía que un hueco". Perdón perdón perdón saben que lxs quierx muchísimo 🖤

Una persona tan ansiosa y curiosa como yo, sufre mucho el no poder saber o entender las cosas que sabe a medias.

Simplemente me ponía peor, tenía la necesidad de mover el pie de arriba a abajo contra el piso con demasiada velocidad mientras apretaba el bolígrafo para que saliera la punta repetidas veces al punto de que a muchos les irritara eso.

Y cuando tienes un compañero de asiento con tanta poca paciencia, como lo era Ryan, simplemente te pisaba el pie, sin la intención de hacerte daño en el fondo, para que lo dejes quieto; te sacaba la lapicera y en su lugar te daba un lápiz para que siguieras tomando apuntes.

Es irónico que lo hago, porque esta vez estaría reparando su propio error, inconscientemente claro.

Pero todavía necesitaba calmarme porque él tener a la persona con las respuestas a todas las preguntas que podría formular sobre él está sentado justo a mi lado...

Pero bueno, necesitaba algo con azúcar y quizás una buena piña, que seguro eso último Ryan quisiera darme en este momento.

—Toma un chicle, luego me dirás que te tiene así de insoportable— me dijo en voz baja.

Tomé el chicle sin siquiera pensar y me lo metí en la boca. Sabía a sandía, demasiado bueno para ser verdad.

Me mantuvo desconectado un tiempo, disfrutando de su rico sabor. Pero para la mala suerte de Ryan, cuando se quedo sin sabor empecé a pensar demasiado otra vez, por lo que empecé a golpetear con la punta de los dedos de mi mano izquierda repetidas veces.

Ryan decidió tomar medidas completamente desesperadas, supongo que lo son, y tomó mi mano, entrelazando nuestros dedos para asegurarse de que no me iba a soltar.

Lo miré para ver si mostraba algún gesto relacionado a nuestras manos, pero estaba realmente concentrado en el cierre de explicación de aquel profesor.

El timbre sonó y dejó salir un suspiró de alivio.

—Vamos Bren— dijo levantándose ya habiendo guardando todo.

Increíblemente, ni me di cuenta cuando lo hizo por la gran velocidad con que guardo su cartuchera y su cuaderno, y eso que todavía seguía teniendo mi mano.

Fuimos caminando, aún con las manos tomadas, y yo sentía una felicidad extrema como si fuese un niño de nuevo que le dieron aquel auto de juguete que había esperado hace mucho.

La gente nos miraba sorprendidos porque sí sabían quien era yo, al menos. Absolutamente todos sabían que era menos recto que un circulo, me conocían por ser el chico de sólo una noche.

Lo mejor de ello, además de que llevaba esperando esto un tiempo, fue ver la cara de Andy de celos.

Ryan y yo caminamos hacia donde nos besamos por primera vez, y nos sentamos bajo el árbol.