Lullaby ✧ ryden

10

Me había quedado en la casa de los Ways, a petición de Gerard sin motivo.

—¡Arriba oso con rulos, tenemos que ir al infierno de nuevo!— dijo Mike— mi hermano está bañandose y cuando quiera ver, vendrá a despertarte 10 minutos antes de salir, así que...

—¿Vienes con nosotros?— dije sentándome en la cama.

—Nah, hoy no— dijo yéndose.

—¡Espera!— llame su atención— ¿Hay algo que me puedas dar como para ir al colegio hoy?

—Mmm, déjame buscarte alguna prendas viejas que te irían bien— dijo yendo a su cuarto.

Unos segundos después apareció con una remera negra, un buzo azul y unos jeans oscuros algo rotos.

—¡Nos vemos, vinieron por mí!— dijo y se fue.

Procedí a cambiarme y me di cuenta que el buzo y los pantalones me quedaban visiblemente más grandes de lo que deberían.

—Qué pequeño eres, Ross— dijo Gerard entrando ya listo para salir.

—Buenos días a ti también— le sonreí cínicamente.

Bajamos a desayunar algo apurados porque no disponíamos de mucho para salir a la escuela. Me tendió un café y unas tostadas cubiertas con manteca que yo devore en tres segundos por el hambre que tenía, además de que el café estaba muy caliente para ser tomado.

—Estás demacrado— dijo él riéndose hasta que dio un sorbo a su bebida, quemándose la lengua.

—Ja, el karma— dije agregándole leche para bajar la temperatura de mi taza— Dormí algo tarde, una estupidez mía, nada de que preocuparse.

—¿Por qué no tenías a tu osito contigo?— levantó las cejas

—Ojalá se te hinche la lengua ñara que no puedas hablar, Gee.

Hizo un gesto de "Auch, me dolió eso" llevándose la mano al corazón, pero luego siguió tomándose su desayuno.

Salimos de la casa y vimos a Frank estacionado en su auto. Estaba bastante bueno como para alguien que seguía en secundaria que con suerte podía conseguir un trabajo meramente decente, pero con una paga bastante mala.

—Hola Gee... wow Ryan no me esperaba verte por acá.— dijo con un tono con el que podías notar que estaba celoso.

—Se quedó a dormir, además supuse que es mejor ir en auto con amigos que tomar el transporte público solo.

Subí al asiento trasero sin prestar mucha atención de lo que los dos ""amigos"" iban hablando, la verdad es que me encontraba muy cansado. Yo era de esos que, para dormir fácilmente, debía de seguir una rutina: Tocar un poco la guitarra mientras cantaba. Pero como obviamente no estaba en mi casa, o en al menos una casa en la que pudiera decir que podía hacerlo como en la de Spencer, no iba a poder cumplir con mi "intinerario".

Llegamos al colegio muy sobre la hora, así que corrí hacia mi aula. Me senté en el único banco disponible: El de Brendon.

No lo entendía, si este chico era tan popular ¿Por qué en todas las clases que tenía con él se sentaba solo?

Sin embargo, esta vez era muy distinta a las otras, porque se veía terriblemente cansado, peor que yo. Realmente tenía un aspecto que daba pena.