15. Esas tierras son de...

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Samuel: ¿Estás segura de que quieres quedarte a dormir? Tu padre puede enfadarse-Ambos entraban en el cuarto de Samuel.

Andrea: sí, estoy segura, no te preocupes, Soledad sabrá que decirle a mi padre-se paró enfrente del-tengo ganas de ti-acarició su pecho sensualmente-te necesito-él sonrió-Te quiero...

Samuel: yo también-se inclinó hacia sus labios y los atrapó en un suave beso a la vez que la agarraba por debajo de las rodillas y la cargaba en sus brazos, se dirigió hacia la cama y la fue dejando despacio en ella, se separó y fue desabrochando los botones de su camisa mientras él la miraba fijamente, se deshizo de la prenda y se inclinó sobre su cuerpo, la besó y la acarició y mientras se deshacían de su ropa poco a poco hasta quedar semi – desnudos.

El roce entre sus sexos se volvió más profundo lo que hizo que cada vez se excitaran más, la mano de Andrea se deslizó dentro de la única prenda que le quedaba y comenzó a acariciar su miembro mientras Samuel entre gemidos devoraba su cuello, pronto el sostén de ella desapareció junto la demás ropa y él capturó uno de sus senos con la boca, ante el placer que sintió, ella se aferró a su pelo, agarrándolo fuertemente, tras detenerse un poco jugando con sus senos Samuel se acostó de lado y la colocó a ella también de la misma forma quedando detrás de ella, los ojos de Andrea brillaban mientras sus mejillas lucían ligeramente coloradas.

Samuel movió su mano sobre ella y la deslizó por su vientre y acarició el exterior de su sexo mientras besaba su cuello y su espalda, comenzó a profundizar más en busca de aquello que le daba placer, comenzó con caricias suaves mientras ella gemía débilmente, poco después, desde detrás de su cuerpo, ella alzó un poco la pierna, para dejarle paso al miembro de Samuel e introducirlo dentro de ella, en ese momento ella se aferró a las sabanas de la cama, no podía describir como se sentía cuando la hacía suya.

Samuel deslizo nuevamente su mano por su vientre buscando acariciar su clítoris mientras la penetraba una y otra vez, Andrea echó la cabeza hacia atrás y él buscó perderse entre el aroma de su pelo mientras la embestía sin parar, los gemidos de ambos se escuchaban por toda la habitación, incrementó el ritmo hasta dejarse llevar por la pasión que los dos desprendían, el ritmo de sus embestidas se volvió lento pero duro y acariciaba su sexo delicadamente mientras ella respiraba agitadamente, ambas respiraciones se fueron agitando cada vez más y entonces sus cuerpos comenzaron a temblar mientras gemían, Andrea agarro el pelo de Samuel y giró la cara para encontrarse con la de su novio, se aferró a sus labios mientras trataba de acallar los gemidos de los dos, sus lenguas invadían la boca del otro en busca de algún rincón sin explorar, pero no había ninguno, ya lo conocían todo el uno del otro... Entonces se miraron a los ojos.

Samuel: es increíble lo que me haces sentir-el miembro de Samuel todavía permanecía dentro de ella, comenzó a retirarlo despacio y ella se quejó.

Andrea: tú eres increíble, mi amor-la cubrió con las sabanas, le dio un suave beso en los labios y se acurruco a su espalda-apuesto a que hoy dormiré de maravilla-ella sonrió.

Samuel: buenas noches.

A la mañana siguiente ambos se despertaron temprano para ir a solucionar con el alcalde el problema de los terrenos.

Samuel: ¿No te importa que me vaya?-ella negó con la cabeza-es que tengo que hacer un recado, si sales antes espérame aquí, ¿vale?

Andrea: ve, para enfrentarme a esto sabes que me basto y me sobro-le guiño un ojo.

Samuel: doy fe de ello-le dio un suave beso-espérame aquí cuando salgas.

Andrea: está bien-entró en el edificio y la secretaria del alcalde la mando pasar.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora