54. ¡La voy a matar!

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En el rancho Montalvo ya no quedaba nada más que agua, humo y cenizas... habían controlado el fuego pero una parte de la casa principal había sido calcinada por las llamas, no había rastro de Leonardo, ni tampoco de Patricia... En esa casa solo quedaba el cuerpo de aquella mujer que no soportó las quemaduras y que había hecho hasta lo imposible por quedarse con aquellos dominios, el odio y la ambición la había llevado a cometer la mayor de las locuras, por suerte, todo se truncó y sus planes se vinieron abajo gracias a Samuel que logró salvar a su esposa, a su suegra y sobre todo a su pequeña.

Cayetana permanecía ingresada en la pequeña consulta de Andrés con una extensa quemadura de 2º grado a lo largo de su pierna derecha, debía estar en riguroso reposo y con muchos cuidados por el momento, pero todo estaba a su favor de salir adelante. Andrea permanecía en la cama, con magulladuras por todo su cuerpo y una costilla rota, pero su estado era óptimo, nada que no se fuera a solucionar con un poco de reposo y los cuidados de su familia, en cuanto Alma, la pequeña permanecía al lado de sus padres pero era revisada con continuidad debido a la inhalación de humo, pero evolucionaba favorablemente, ya que, gracias a su abuela la pequeña no sufrió demasiado las consecuencias del incendio.

Andrea poco a poco fue despertando, le dolía todo el cuerpo, sobre todo el costado izquierdo y el vientre, abrió los ojos y se encontró en el hospital, miro a ambos lados y no encontró más que una cortina blanca que le cubría la vista, trató de moverse e hizo una pequeña mueca que le obligo a colocar la mano en el costado aguantando el dolor, agarró la cortina y la deslizó para dejarla ver, entonces respiró aliviada al ver a Samuel sentado en una camilla acunando a su pequeña mientras tarareaba una nana, este levantó la mirada y sus ojos se cruzaron intensamente.

Samuel: eh, ni se te ocurra-se levantó delicadamente y se aproximó a ella para acostarla pero en su lugar Andrea cogió a la niña y la estrechó suavemente contra su pecho mientras sus ojos se cristalizaban, la besó continuamente.

Andrea: mi Alma...-se quejó de su dolor pero a pesar de eso la abrazó con amor.

Samuel: ya está con nosotros-apoyó su frente contra la de ella y cerró los ojos-tranquila-trató de calmarla al sentirla sollozar y ambos se miraron.

Andrea: creí que me moría si la perdía... sois todo lo que tengo-acarició la mejilla de Samuel y él le dio un pequeño beso en los labios.

Samuel: pronto volveremos a casa... y viviremos tranquilos.

Andrea: ¿Cómo la encontraste? ¿Y mi madre?

Samuel: cuando llegué estabas inconsciente en el suelo, oí los gritos de tu madre y fui a socorrerla, había mucho humo y la puerta estaba cerrada con llave, aporree la puerta hasta que logre romperla y cuando conseguí meterme dentro se desprendieron las cortinas y parte de la estructura cayó encima de Gabriela y tu madre-Andrea se asustó-afortunadamente pude sacar a la niña y tu padre sacó a tu madre que sufrió una quemadura bastante grave en la pierna, sin embargo... Gabriela falleció, no soportó las quemaduras.

Andrea: Se lo merecía... ¡Esa maldita casi mata a mi madre y a mi hija! Necesito ir a ver a mi madre.

Andrés: lamentablemente no se va poder-interrumpió Andrés, ambos se dieron cuenta de lo serio que entraba.

Andrea: ¿Cómo está mi hija? ¿Y mi madre?

Andrés: la niña está en perfectas condiciones, de hecho venía a deciros que más tarde la revisaré y quizás ya le dé el alta, por el contrario, tu madre deberá permanecer más tiempo ingresada dado a la gravedad de la quemadura que tiene en la pierna derecha, en tu caso tienes una costilla rota, varias secuelas de la caída, deberás mantener reposo, ya que...-Andrés suspiró.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora