11. Crisantemos

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Por la mañana Soledad entró en el cuarto de Andrea y vio a ambas durmiendo tranquilamente, ese instante le recordó a la infancia que habían pasado en aquella casa, se llevaban 5 años y ambas muy distintas pero las dos se adoraban. Apoyo el desayuno en el tocador y abrió la persiana.

Soledad: buenos días, amores-ambas hicieron un mal gesto debido a la claridad.

Patricia: buenos días nana-se incorporó poco a poco.

Soledad: les traje el desayuno, como cuando eran niñas-riendo-¿Se desvelaron mucho anoche?

Patricia: bueno-miró a su hermana pequeña que seguía durmiendo a medias-aquí la amiga tenía mucho que explicarme-sonrió ampliamente mientras bebía de su vaso de zumo.

Soledad: no veas la de cosas que le ocurrieron a la pobrecita-miró para ella apenada.

Patricia: ¿Eh...?-endureció su rostro-se lo de Leonardo, pero bueno, mi hermana sabe defenderse ¿no?

Soledad: si-la arropó un poco para que siguiese durmiendo-pero hace una semana sufrieron un atentado-Patricia tosió al escuchar a su nana decir la palabra atentado. Andrea se estiró con sueño.

Andrea: ayer se me olvidó contarte eso-cogió un trozo de fruta-hace un par semanas a Samuel y a mí nos dispararon, Samuel fue herido de bala, pero por suerte, se recuperó en seguida, por eso la fiesta de ayer, por su recuperación-bebió de su zumo.

Patricia: ¿Pero esto que es? ¿Una batalla campal? Van dando tiros por el monte ¿o qué?-dijo totalmente asombrada.

Andrea: acostúmbrate hermanita-comió un trozo de tostada-esto es el llano-la respuesta de María Lucía fue de lo más tranquila.

Patricia: ¿Y lo dices así? Como quien pide cita para hacer la manicura-las tres se echaron a reír, en ese momento llegó su padre.

Ignacio: veo que las costumbres en esta casa nunca se van a perder-ambas sonrieron al ver a su padre-me alegra verlas tan felices aquí, pensé que nunca volverían.

Patricia: mi papito hermoso-se levantó de la cama y besó a su padre-¿Cómo no íbamos a volver? Si aquí esta lo más importante de nuestra vida-Andrea sonrió desde la cama.

Andrea: nos costó lo suyo volver, pero aquí estamos, ¿y quién sabe? igual y hasta nos quedamos para siempre.

Ignacio: nada me haría más feliz que eso niñas-se dirigió a la pequeña de sus hijas-deberías revisar las últimas cuentas de la hacienda, digo, sé que con lo de organizarle la fiesta a Samuel no tuviste tiempo de dedicarte al trabajo y me hace falta tu aprobación con unas cosas-guiñó un ojo y se fue.

Patricia: yo te ayudaré hermanita-volvió a la cama y siguieron tomando el desayuno, Andrea se levantó.

Andrea: acepto encantada-sonrió, abrió la ventana y en la repisa de la misma, tenía dos crisantemos amarillos, los cogió sonriente, ya se había acostumbrado a verlos por la zona, su hermana la alcanzó en la ventana y la miró con las flores.

Patricia: ¿Flores amarillas? ¿Son de Samuel?-le quitó una, para verlas.

Andrea: crisantemos para ser exactos, no, la verdad es que no se de quien son-se encogió de hombros.

Patricia: ¿Leonardo?-la miró celosa-¿César?

Andrea: ni idea hermanita.

Patricia: qué extraña sensación.

Andrea: ¿Por qué?-la miró.

Patricia: me resultan familiares estas flores, no sé de qué, pero de algo me suenan-miró la flor una vez más.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora