36. Me las van a pagar

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Mariano: espero una respuesta, Cayetana del Junco-ambas se miraron al comprobar que sabía su nombre... vieron que comenzaba a entrar la gente a la floristería y Andrea supo que tenía que explicar muchas cosas

Andrea: ven a la hora del cierre, por favor, te explicaremos todo, no hagas nada por el momento, te lo suplico-vio la desesperación en los ojos de aquella linda joven y asintió marchándose de la tienda.

Era de noche en el rancho Gallardo, Samuel hacía casi 5 meses que se cambiara de cuarto por el recuerdo de Andrea pero daba igual... su recuerdo seguía allí, salió del baño y se colocó el pantalón del pijama para irse a dormir cuando de pronto sonó su puerta, creyó que sería la empleada.

Samuel: adelante-se secó el cabello y vio a Patricia parada en la puerta-¿¿Qué haces aquí??

Patricia: no podía dormir... Necesitaba verte.

Samuel: te dije que necesitaba tiempo...

Patricia: lo sé, pero no puedo evitar todo esto que siento-él abrió los ojos perplejo.

Samuel: ¿Lo que sientes?

Patricia: si... Samuel, lo que siento, desde que nos dimos ese primer beso hace dos meses no dejo de pensar en ti y en la posibilidad de tener algo contigo.

Entró decidida al cuarto y se abalanzó sobre él besándolo con desesperación y desahogo, él se quedó inmóvil, sin saber qué hacer, no solo por la acción si no por las palabras de Patricia, ya no era la primera vez que se besaban pero seguía siendo extraño, todo siempre era iniciativa de Patricia, pero esta vez era diferente, Patricia exigía otra cosa y no sabía si se encontraba decidido para dárselo... entonces Patricia caminó rumbo hacia la cama tirándose en ella con Samuel encima, poco a poco, él respondió a su beso, pero era incapaz de realizar alguna otra opción, por lo que ella se giró poniéndose encima, besó su cuello y bajo por todo su torso, se quitó el vestido en frente de él, quedándose en ropa interior.

Samuel: ¡PARA!-la empujó hacía un lado y se levantó con la respiración agitada, ella también la tenía.

Patricia: me deseas, ¡admítelo! No te niegues a lo que nos está pasando-se levantó en ropa interior y agarró su cara-no te apartas cuando me acerco eso significa que no quieres que me detenga-se tapó los oídos.

Samuel: ¡Basta! ¡No quiero escucharte! ¡Vete!-ella apretó los puños enfurecida, cogió su vestido y se marchó, los ojos de Samuel se aguaron-Por dios, ¿Qué estás haciendo?-se reprendió a sí mismo.

Entró en la tienda nuevamente cuando ya era noche, necesitaba saber por qué Cayetana del Junco se encontraba en París y viva.

Andrea: buenas noches-sonrió y colocó té en la mesa-siéntate.

Mariano: ¿Puedo?-añadió el hombre señalando su barriga.

Andrea: por favor-le pareció una niña muy dulce, él toco su barriga y entonces sintió un bulto y se sobresaltó-¡Vaya! Reconoce a la familia-sonrió.

Mariano: ¿Perdón?-Cayetana entró del jardín.

Cayetana: ya regué todo cielo... Mariano-le dio un abrazo después de tanto tiempo-ella es mi hija Andrea del Junco y la mujer de tu sobrino Samuel-Mariano no daba crédito y miró a Andrea la cual sonrió.

Mariano: ¿Qué hacéis aquí?

Cayetana:-cogió aire-maté a Ernesto Montalvo y ella a César Montalvo en defensa propia, ambas renunciamos a ver crecer a nuestros hijos desde la cárcel y eso nos llevó a huir, en el pueblo creen que estamos muertas...

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora