35. No eres Andrea

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3 MESES DESPUÉS. Andrea: 4 meses de embarazo.

Andrea: ¡Hola nana!

Soledad: MI NIÑA-exclamó pero pronto bajo la voz-¿Cómo estáis?

Andrea: muy bien, nos instalamos en París-se notaba a Andrea muy contenta.

Soledad: no sabes cómo me alegro cielo, ¿Qué hacen? Cuéntame, hace mucho que no se sobre vosotras, pensé que me llamaríais para saber que estaban sanas y salvas.

Andrea: si te llamé desde el hotel... pero en tu lugar contestó Patricia y decidí no intentarlo de nuevo por si acaso volvía a contestar ella...

Soledad: ¿hotel?

Andrea: sí, cuando llegamos nos fuimos a un hotel, con el cambio de hora llegamos por la noche, al día siguiente de llegar fuimos a buscar una pequeña casa donde vivir, algo cómodo y modesto, así que alquilamos una casita con un bajo y un jardín, entonces decidimos montar una pequeña floristería y la verdad es que nos va muy bien, mamá tiene un gusto privilegiado para los adornos florales y gracias a mi francés nos vamos sacando un dinero para poder vivir cómodamente.

Soledad: ¿y tu bebé?

Andrea: mi barriga ya empezó a crecer, mi bebé está muy sano y no te lo vas a creer, ¡¡es una niña!! Se mueve muy poquito y a veces me asusta pero el médico dice que es normal que a veces no se mueven con mucha continuidad, todas las pruebas están bien y aquí no nos puede ir mejor y por allá ¿qué tal?-se entristeció-¿Cómo esta Samuel?

Soledad: bueno... Aquí las cosas van lentas, poco a poco vamos levantando cabeza, Samuel se vino a vivir con nosotros al rancho, tu padre lo obligó después de una noche que lo encontró destrozado y borracho... Los dos poco a poco lo van sobrellevando, ninguno sonríe y oigo a Samuel llorar por las noches, pero cuando vuelvas con la niña todo volverá a la normalidad-dijo esperanzada-Después de tu muerte Patricia tramitó el paso de tierras a Leonardo y él desapareció, a día de hoy no ha vuelto, ella sigue triste por...-

Andrea: no me interesa saber de mi hermana Soledad... Gracias, volveré a llamarte dentro de unos meses para contarte como nos va todo, cuida de Samuel y de papá, te adoramos y te mandamos muchos abrazos-Colgó el teléfono y Andrea suspiró pasando la mano por su frente.

Cayetana: a mi sí que me interesa saber de tu hermana-Andrea la miro apenada, tenía razón, no podía pensar tan egoístamente también era su hija.

Andrea: perdón mamá, la próxima vez te dejaré hablar con Sole sobre Patricia...

Cayetana: no la vas a perdonar ¿verdad?

Andrea: ¿Perdonarías tu a quien trató de arrebatarte a tus hijas?-Cayetana negó triste-Pues no tengo nada más que decir mamá...-tocó su vientre y se fue para el mostrador de la floristería.

Samuel admiraba el atardecer en el rancho del Junco, no podía evitar que todos los momentos le recordaran a ella, la herida sobre su muerte estaba completamente abierta, pero "poco a poco" pensaba, todavía ardía cuando soñaba con ella cada noche. Su vida se había vuelto un desastre desde la pronta marcha de su mujer... en esos tres meses se volvió un alma en pena... apenas comía, apenas dormía, solo bebía y pensaba en lo que hubiese sido su vida si Andrea estuviese viva...

Había perdido su fuerza de voluntad y su carácter, eso no solo afecto a sus negocios los cuales fueron decayendo, sino que también a su personalidad, se volvió manejable y una persona sin capacidad decisión... su actitud era la misma que cuando llegó a aquella zona, volvía a ser ese niño de 18 años que se dejaba llevar por lo que decía y se dejaba manejar creyendo que todo lo hacían por su bien.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora