32. Te lo explicaré todo

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Andrea estaba cómoda, tenía ropa limpia y estaba caliente, pero seguía preocupada y angustiada por su marido, la señora que la había ayudado preparó algo de comer mientras que Andrea no dejaba de mirarla, le sirvió un plato de comida.

Cayetana: toma... Debes alimentarte...

Andrea: no tengo hambre, gracias señora-suspiró y sus lágrimas descendieron.

Cayetana: debes alimentarte... por el bebé-Andrea la miró sorprendida.

Andrea: ¿Cómo sabe...?

Cayetana: yo sé todo de ti, Andrea-la joven se levantó sobresaltada y con miedo-No, no, no, te asustes... por favor... No quiero hacerte daño

Andrea: ¿Cómo no me voy asustar con lo que me dice...?

Cayetana: por favor déjame que te lo explique todo, te contaré mi verdad, pero tienes que prometerme que sabrás escucharme y que no te irás-Andrea volvió a su asiento.

Andrea: la escucho.

HACE 30 AÑOS....

Era una joven con cabello largo rubio como los rayos de sol y ojos azules, llevaba un vestido verde y caminaba alegre por un prado en busca de flores, era una de las muchachas más bonitas de la zona y la más pretendida. Iba metida en sus pensamientos cuando un joven robusto la agarró del brazo y la atrajo salvajemente a su cuerpo, ella lo miró asustada, sabía que él era peligroso y fijo la mirada en aquellos ojos que sembraban el miedo, esos ojos que jamás olvidaría desde ese día.

-¿Qué hace una muñequita como tú sola por aquí?

-Suélteme...-murmuró con miedo-vine en busca de flores.

-Vaya... que tierna-se acercó a su pelo y lo olió-hueles exquisita, jovencita-la joven se asustó y trató de soltarse del agarre de aquel hombre-cuanto más te resistas peor va ser, pequeña-entonces vio en su mirada que estaba perdida, no había nadie a su alrededor, nadie que pudiese socorrerla.

El hombre la agarró del pelo y comenzó a besarla salvajemente mientras trataba por todos los medios de resistirse a su fuerza, pero era imposible, era demasiado joven y no tenía fuerza mientras que él la doblaba casi en tamaño.

-Por favor, basta, ¡SUELTEME!-comenzó a llorar mientras a la fuerza la tumbo en el pasto de aquel prado.

Ella pataleo, lo empujó e incluso le pegó pero aquello fue inútil e inevitable, en su lugar aquel hombre agarró su rostro y lo golpeó varias veces para debilitarla, ella lloraba intensamente tratando de salvar su pureza, lo arañó en varias ocasiones pero solo provocó que la golpease hasta hacerle sangrar, él agarró su vestido y lo rasgo en trozos dejándola semi – desnuda, no tardo en dirigirse a su ropa íntima y tiró salvajemente hasta romperla, sin dejarla tan siquiera moverse se bajó los pantalones junto con su ropa interior y se colocó en su entrada, la muchacha lloraba, gritaba, pero ya era tarde, nadie la ayudaría, salvajemente la hizo suya, mientras agarraba su cara con ardor, la penetró hasta derramarse dentro de ella y quitarle aquello que tanto la caracterizaba, su inocencia... Salió de ella y se colocó la ropa.

-Ve... no fue para tanto, fue un placer.

Allí la dejó, semi – desnuda, con la mirada perdida en el cielo y con sus lágrimas deslizándose por su rostro, poco a poco se tapó con lo poco que quedaba de su vestido y se hizo una bola, se sentía adolorida, no solo por el cuerpo, sino también el alma, la tenía partida en trozos, comenzó a coger las flores que allí yacían bajo su cuerpo, se trataba de crisantemos amarillos... el sonido de un caballo la sacó de sus pensamientos, pensó que volvía entonces se angustió pero en su lugar encontró un joven con cabello negro que al verla quiso ayudarla.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora