22. La verdad M. (2/5)

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Ignacio se despertó sobre sus papeles en el despacho y de pronto recordó lo sucedido anoche, abrió los ojos de golpe mirando la habitación en busca de alguna pista de que lo que vivió anoche no fuera un sueño.

Ignacio: fue un sueño...-suspiró.

Soledad: patrón, ¿al final durmió aquí?-se rascó la cabeza y bostezó.

Ignacio: sí, Soledad-Soledad le dio un café-a noche soñé con Cayetana, la sentí tan real-Soledad se sentó.

Soledad: la echa de menos señor, es normal-Ignacio volvió a suspirar.

Ignacio: me dijo que estuviese alerta por las niñas y los Montalvo, pero bueno al final solo es un sueño.

Soledad: mi madre solía decirme que los muertos pueden comunicarse a través de los sueños, quizá le está avisando de algo-Ignacio se rió.

Ignacio: Sole... No creo, esas cosas no pasan...

Soledad: bueno don Ignacio, esas cosas nunca se saben, mire cuantas cosas han pasado... ¿verdad?-Ignacio endureció el rostro al recordar la tragedia que vivió Cayetana.

Ignacio: no me lo recuerdes... no pude protegerla y me culparé siempre por ello-se levantó-voy a darme un baño, hay mucho que hacer.

Samuel despertó con los rayos de sol que se colaban por el balcón, la brisa de afuera corría por la habitación transmitiéndole relajación y tranquilidad, giro mirando hacia el lado de Andrea y esta no estaba, pero pudo observarla en el balcón con su camisa puesta, se incorporó y se puso una bata, se colocó detrás de ella e inhalo su pelo, ella sonrió.

Samuel: veo que te gusta el balcón.

Andrea: mucho...-se volteó y le dio un beso en los labios-buenos días cariño

Samuel: buenos días señora Gallardo-la observó un poco pálida-¿Te encuentras bien?

Andrea: sí, ¿por?

Samuel: no sé, te ves un poco pálida.

Andrea: bueno, me levanté con el estómago un poco revuelto, supongo que sería por el viaje-Samuel la miró preocupado y se refugió en la curva de su cuello, Andrea sonrió

Samuel: ¿Qué te apetece hacer hoy?

Andrea: me apetece tomar algo a pie de playa... ¿podemos?

Samuel: claro, tu solo pide mi amor

Andrea: pues, vamos a cambiarnos y vamos, ¿te parece si llevamos los trajes de baño y así vamos a la playa después?

Samuel: está bien-sonrió.

Patricia: ¿Qué te parece?

César: si Paty está bien-estaban en el cuarto de César.

Patricia: podríamos irnos en fin de semana, así no te entorpece con el rancho.

César: sí, es una buena idea, si no, mi hermano puede encargarse, aunque le debo preguntar a mi madre primero, ya lo sabes.

Patricia: oh... el bebé tiene que pedir permiso-dijo riendo-Estaríamos solo un par de días en una casa rural, estaríamos los dos solos, ¿seguro le quieres pedir permiso? Además, tu madre me adora, no pondrá problema-le mordió una oreja y César la agarró de la cadera, tiró de ella colocándola debajo de él.

César: sabes lo que pasa cuando me muerdes la oreja ¿Verdad?-Patricia negó riendo y entonces César le quitó la camiseta y besó sus senos salvajemente, mientras desabrochaba el pantalón de ella, en cuestión de segundos los dos estaban completamente desnudos debajo de las sabanas teniendo sexo frenéticamente.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora