2. Feliz cumpleaños.

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Soledad: buenos días mi muchachita-entró en el cuarto de Andrea con su desayuno, lo posó sobre el tocador, abrió las cortinas y posteriormente las ventanas, Andrea se estiró bostezando.

Andrea: buenos días, nana-se levantó y se acercó al desayuno para comer algo-¿Y mi padre?

Soledad: fue a resolver unos asuntos al rancho Montalvo-comenzó a hacer la cama mientras Andrea desayunaba-les está vendiendo unos terrenos, según tengo entendido.

Andrea: ajá...-hizo una breve pausa-Los hijos de esa señora son como dos gotas de agua-Soledad le sonrió-cualquiera los distingue...

Soledad: la verdad es que sí, pero con el tiempo aprenderás a distinguirlos, no te preocupes.

Andrea: ¿Y Samuel vive solo, nana?-cambio de tema mientras mordía una fresa.

Soledad: Bueno, tiene la compañía de sus empleados, pero, en resumen sí, vive solo-terminó de hacer la cama.

Andrea: debe ser muy triste vivir así ¿no?

Soledad: siempre fue un chico solitario y a pesar de contar con tu padre siempre cargó mucha soledad en su mirada, recuerdo cuando llegó aquí-se sentó al lado de Andrea-no era más que un joven saliendo de la adolescencia, llego sin saber nada sobre su rancho ni sobre su manejo, muchos quisieron hacerle vender el rancho, pero tu padre le aconsejó no vender, él le aprendió todo lo que sabe y lo apoyo mucho, de hecho vivió 4 meses con nosotros hasta que tuvo el valor de hacerse cargo de todo lo que le dejo José Antonio, estaba muy solo en esa casa tan grande, pero, míralo ahora es uno de los rancheros más poderosos de la zona.

Andrea: ya veo-sonrió, tomando de su vaso de leche.

Soledad: ¿Por qué tanta pregunta cielo?

Andrea: por mera curiosidad, nana, tengo que estar informada de quien se encuentra a mí alrededor ¿no?-Soledad afirmó-me voy a la ducha.

Tiró unos papeles encima del escritorio, era imposible concentrarse con lo que le rondaba por la cabeza, se sirvió una copa de coñac. Samuel se encontraba encerrado en su despacho, ya que, por toda la casa se encontraba un montón de gente ultimando los detalles para la fiesta de su cumpleaños, tomó un sorbo de su copa.

Samuel: es imposible sacarte de mi cabeza, carajo-miró por la ventana-eres demasiado hermosa...-bebió de golpe y sintió golpes en la puerta-¿sí?-Leonardo entró en su despacho con una carpeta.

Leonardo: buenos días-se sentó ante la mirada de Samuel.

Samuel: ¿Una copa?

Leonardo: ¡Por supuesto!-Samuel sirvió dos copas.

Samuel: supongo que lo que te trae por mi humilde rancho son negocios, lo que me resulta raro es que vengas sin tu hermano y tu madre.

Leonardo: quise encargarme de esto personalmente, acabamos de cerrar una compra de unos terrenos con Ignacio del Junco y vengo a tratar otra contigo-Samuel soltó una risa.

Samuel: veras Leonardo, prefiero tratar estos temas con tu madre, al fin y al cabo, la del dinero es ella-Leonardo se levantó y se aproximó a él.

Leonardo: ese dinero también es mío.

Samuel: pero sin embargo no se mueve ni un solo peso sin que tu madre lo sepa-ambos se miraron desafiantes-si no tienes nada más que decirme, estoy bastante ocupado-dio la vuelta a su escritorio y se sentó en el sillón con una sonrisa triunfante.

Leonardo: nos vemos esta noche, Gallardo-cogió su carpeta y se fue como alma que lleva el diablo, dejando a Samuel riendo. Según salía Leonardo entraba Ignacio en el despacho.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora