VUELVEME A QUERER

50. Vuelve conmigo

Miró el reloj con impaciencia, ya había pasado bastante tiempo desde la llamada a Andrés y comenzaba a preocuparse por el estado de Andrea, estaba bastante pálida, sudaba mucho y no dejaba de moverse.

Andrés: lamento la tardanza, Samuel-Andrés entró en el cuarto-se me complicó un paciente-se frenó en seco cuando vio a Andrea postrada en la cama-¿Andrea?

Samuel: si... te lo explicaré luego, recibió un corte-Andrés examinó el corte.

Andrés: esta algo descuidada, tiene restos de suciedad... puede que le de algo de infección-comenzó a sacar sus utensilios y limpió bien la herida-¿Sabes con que cuchillo fue?

Samuel: no tengo idea... fue en el rancho del Junco...

Andrés: es que... bueno, a ver, le daré unos puntos, parece que el cuchillo que fue utilizado infectó la zona, debía estar sucio, puede que tenga fiebre esta noche, pero procura darle esto ¿vale?-dejó un frasco encima de la mesa, cosió la herida y prosiguió haciendo un vendaje mejor que el que Soledad le había practicado.

Samuel: gracias Andrés

Andrés: no tienes que agradecer, cuídala y dale cariño, ten paciencia esta noche, mañana será un nuevo día y habrá mejorado, pero...-miró a Andrea-¿Cómo?

Samuel:-sonrió-ven-salieron un momento de la habitación y fueron a la de Andrea, se acercaron a la pequeña cuna de la niña-sobrevivieron...-Andrés miró a la niña.

Andrés: es estupendo Samuel, por fin tienes a tu familia...

Samuel: casi, Andrés-volvieron de nuevo al cuarto de Samuel y dirigió la mirada hacía Andrea-ella ya no es la misma... me odia...

Entrada la madrugada Andrea comenzó a moverse con su rostro cubierto por el sudor y Samuel se percató, en seguida le dio una pastilla del frasco que Andrés le había dado y pasó paños húmedos por su frente para poder bajar la fiebre. Se movía constantemente sumergida en un sueño.

Samuel: pero tienes que prometerme una cosa-Andrea lo miro intrigada y asintió para que continuase-Pase lo que pase, que nadie se entrometa en esto-Andrea abrió los ojos-si algún día surgen intrigas entre nosotros que confiaremos el uno en el otro, está claro que habrá gente que nos intente separar y eso me da miedo-acarició la mejilla de Andrea-prométeme que vamos a confiar el uno en el otro así todo esté en contra-Andrea suspiró cerrando los ojos.

Andrea: no sé porque dices eso Samuel, pero claro que te lo prometo, ¿tú crees que me fiaría de las intrigas de los demás?-Samuel sonrió.

Samuel: no solo me refiero en general si no también un poco en concreto, ya sabes...

Andrea: está bien, te lo prometo-ambos se acercaron el uno al otro sellando esa promesa con un beso, la primera de muchas que se harían a lo largo de su relación.

De pronto abrió los ojos y lo miró intensamente con la respiración agitada y empapada de sudor.

Andrea: Samuel... Samuel...

Samuel: estoy aquí, tranquila, debes calmarte.

Andrea: te fallé... no cumplí nuestra promesa...-Samuel la miró extrañado, ¿promesa?

Samuel: Andrea, tranquila, solo tienes fiebre.

Andrea: te prometí que nunca nadie se interpondría-tragó saliva, tenía los labios secos y agrietados por causa de la fiebre-y dejé que mi hermana lo hiciera... Perdón, no me dejes, no te alejes de mí.

Samuel: cálmate, no pasa nada, tenemos mucho que perdonarnos-colocó un paño de nuevo en su frente.

Andrea: te quiero, Samuel, no aguanto más, te necesito a nuestro lado, las dos...-respiró como si se quedase sin aire-te necesitamos, vuelve conmigo-Samuel seguía pasando los paños de agua fría por la frente de Andrea, ignorando lo que decía, sabía que posiblemente mañana no lo recordaría o le diría que fue cosa de la fiebre y volvería a la misma amargura de siempre-Samuel... mi Samuel...-se elevó levente sobre su rostro y capturó levemente los labios de su marido moviéndose sobre ellos, el trató de alejarse pero el amor que sentía por ella se lo hizo imposible y agarró su nuca para intensificar el beso, dejo que su lengua se colase en su boca absorbiendo el sabor de ella, entonces se separaron y la miró.