38. ¡No puedo!

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Andrea: ya estás dormidita…-dijo acunando la pequeña cuna que le proporcionó el hospital. Su madre entró.

Cayetana: acabo de hablar con tu médico, en dos o tres días podremos volver para la casa

Andrea: está bien, estuve pensando lo que me hablaste esta mañana, creo que sí que podría hablar con papá-Cayetana sonrió y corriendo le pasó el teléfono-¿Ya?-su madre afirmó impaciente, Andrea marcó y respiró hondo.

Ignacio revisaba unas cuentas en el rancho, desde la muerte de Andrea lo había descuidado y las cosas no iban bien… Soledad entró con el café y sonaba el teléfono.

Soledad: ¿Lo cojo yo?-dejó el café.

Ignacio: no, ya atiendo yo, gracias Soledad-asomó una leve sonrisa y descolgó-¿Diga?-Andrea cogió aire de nuevo.

Andrea: hola… papá-Ignacio se sobresaltó de pronto y se levantó de la silla, Soledad se asustó.

Ignacio: ¿Qué broma es esta?-iba colgar.

Andrea: ¡No! Papá, soy yo… Andrea, estoy viva…-Ignacio comenzó a llorar y volvió a sentarse, si lo era, era su voz.

Ignacio: mi Andrea, ¿eres tú?-Soledad comprendió y acudió a cerrar la puerta para que nadie los escuchara, él observó las acciones de su eterna compañía, cayó en la cuenta de que lo sabía y era cierto.

Andrea: sí, papá-lloraba-soy yo… tu Andrea.

Ignacio: pero… ¿Cómo?

Andrea: logré saltar de la barca antes de estrellarse, una mujer me ayudó-miró a su madre mientras las lágrimas descendían por sus mejillas-logré salir del país con la ayuda de Soledad y esa misma mujer, me vine a Paris y… y acabo de dar a luz a tu nieta, papá-Ignacio por primera vez en mucho tiempo soltó una carcajada llorando de felicidad.

Ignacio: ¿Una niña?-se secó las lágrimas-¿Cómo se llama?

Andrea: Alma…-soltó un sollozo.

Ignacio: mi pequeña Andrea… te he llorado por tanto tiempo, pero ¿Quién te ayudo? ¿Quién es esa mujer para poder agradecerle?

Andrea: esa mujer la conocerás papá… pronto, porque pienso volver-entonces su padre se acordó del suceso con Patricia y Samuel.

Ignacio: hija, hay algo que debes saber

Andrea: lo se papá, Soledad me ha estado informando de todo estos meses-Ignacio miró a Soledad quien agachó la cabeza-pero no te preocupes, volveré y conocerás a mi hija y a la mujer que dio la vida por mí-agarró la mano de su madre-sé que la vas a querer tanto o más que yo.

Ignacio: pero… ¿Cuándo vendrás?

Andrea: ahora mismo me encuentro en el hospital con la niña… pero en cuanto esté mejor volveré, tengo alguien que preparará mi llegada, hasta entonces es posible que no me ponga en contacto contigo, por Patricia…

Ignacio: mi niña, Patricia ni se daría cuenta… -dijo apenado-créeme que me siento mal con todo esto pude impedirlo, pero con tu muerte no tenía cabeza

Andrea: papi… tú no tienes la culpa, los culpables pagarán, solo te pido que no digas nada… volveremos a vernos, te amo-colgó.

Soledad: patrón, yo solo quise ayudarla-Ignacio se levantó y la abrazó con felicidad.

Ignacio: gracias por todo lo que hace por esta familia Sole…-Soledad sonrió-¡tengo una nieta! Se llama Alma, ¡una del Junco más!-abandonó el despacho contento-no hay más que mujeres en esta familia-Soledad recuperó la sonrisa de nuevo al ver la felicidad que les podía invadir en este momento, pero sin embargo, en el corazón de Andrea se albergaba un rencor por todos aquellos que le hicieron daño, solo su hija era capaz de sustituir ese rencor por amor.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora