44. Ahora yo soy la dueña

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Al día siguiente Cayetana e Ignacio estaban juntos en la sala como si el tiempo nunca hubiese pasado, compartían miradas, besos, caricias y hablaban animadamente como si la última vez que se habían visto fuese ayer.

Ignacio: entonces Andrea se fue a la casa con Samuel-se sorprendió a la vez que soltó una carcajada.

Cayetana: si... y tampoco creas que hizo falta insistirle mucho eh-lo miró con suspicacia.

Ignacio: esta niña, es una terca, se muere por perdonarle...

Cayetana: lo sé

Ignacio: oye mi vida... Ahora que va tomando todo su rumbo, que te parece si le decimos a Patricia la verdad, está bastante enfadada por lo que pasa con Samuel y Andrea, tal vez el tener a su madre al lado la calmaría, así también podrías volver a la casa y tú y yo retomar nuestra vida, como antes.

Cayetana: sí, tienes razón cielo, no te preocupes, pronto volveré a la casa y le contaré a Patricia todo-sonrió.

Ignacio: ¿Le contarás también que yo no soy su padre?-la miró con tristeza.

Cayetana: solo si tú quieres, cielo, para mi tu eres su padre no hay ningún otro mejor que tú para ese cargo-ambos se dieron un dulce beso en los labios.

Ignacio: no sabes cuánto te eche de menos mi vida,

Cayetana: yo también...-Mariano entró en la sala.

Ignacio: ¿Mariano?

Mariano: Ignacio, cuanto tiempo-estrecharon las manos con una sonrisa-

Ignacio: te hacía muy lejos de aquí.

Mariano: el destino es muy caprichoso, soy el abogado de tu hija y tu mujer.

Cayetana: él nos consiguió nuestra libertas, cielo, ayudo mucho a nuestra hija.

Ignacio: debo agradecerte entonces-sonrió-gracias a ti tengo a mi familia de nuevo libre.

Mariano: no hay de qué, también son de mi familia, aunque cierta muchachita terca trate de fastidiar-todos rieron ante la referencia de Mariano hacia Andrea.

Andrea llevaba un vaquero con una blusa de color verde turqués combinado con unas botas de color granate y tacón alto, se inclinó sobre la cuna de Alma y la vio jugando con sus pies.

Andrea: mi cielo-la cogió en brazos y la besó-tu eres mi lucecita en medio de todo esto...-colocó un crisantemo sobre su sedoso pelo-siempre te voy a proteger de todo mi cielo... Te quiero con mi vida-la abrazó con amor y la niña rió.

Ama de llaves: me mandó a llamar, señora.

Andrea: si... ¿Puedes quedarte con Alma? Necesito hacer un recado.

Ama de llaves: ¡claro! Es un encanto-ambas sonrieron y Andrea le pasó a la niña, bajó las escaleras y pasó por delante del despacho de Samuel.

Samuel: ¿A dónde vas?-esta retrocedió y entró en el despacho-Vino mi tío temprano, dejó el contrato, ¿lo firmas?

Andrea: ¿tío?-se hizo la desentendida.

Samuel: ya sé que tu abogado es mi tío Mariano, él me lo conto...

Andrea: ah... pues tengo que atender unos negocios, vendré más tarde, la niña quedó arriba con tu ama de llaves de todas formas ¿tú vas a estar en casa?-Andrea se acercó y firmó el contrato con una sonrisa.

Samuel: sí, estaré toda la tarde, pediré que me la traiga para que este conmigo aquí en el despacho-pasó una visual por su cuerpo desde los pies hasta los ojos y la vio impresionante, miro el documento-Ya está todo a nombre de la niña y queda aclarado que solo tú podrás manejar todo hasta que ella tenga 18 años-Andrea sonrió.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora