48. Hermanos y enfrentados

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Mariano: hijo, ¿Qué te trae por aquí?

Samuel: necesito una vía de escape-su tío le dio una palmada en la espalda y le sirvió un trago.

Mariano: ¿es por Andrea?-Samuel tomó de golpe la copa y se derrumbó.

Samuel: ¡Ya no me ama!-su tío le sirvió otra copa.

Mariano: ¿Ella te dijo eso? No le creas, sobrino, ella trata de castigarte pero te aseguro que esa mujer te ama mas que a su propia vida.

Samuel: eso es lo peor, que no me lo dice... tampoco me dice que me ama... veo que no me mira como antes, que siempre esta amargada, siempre está de mal humor, solo está bien cuando me ve con la niña.

Mariano: eso ya es algo...-tomó de la copa nuevamente.

Samuel: eso solo significa que se alegra de que la niña esté cerca de su padre... nada más, la triste realidad es que Andrea ya no me ama...

Mariano: hijo, son tantas cosas, tanto dolor, dale tiempo, ella volverá a ser la misma-Samuel volvió a tomar otro trago de su copa-me siento tan mal de verte así.

Samuel:-suspiró y lo miró calmándose-ya me enteré que yo y Montalvo somos hermanos-su tío lo miró-¿Por eso te fuiste?-él agachó la cabeza.

Mariano: Samuel, yo...-suspiró fuertemente y miró al techo-tu padre siempre fue un mujeriego... a la única mujer que respetó fue a Cayetana y fue por ser la mujer de Ignacio-ahora era Mariano quien bebía de su copa-cuando Gabriela se quedó embarazada, ella y yo...-tomó aire-fuimos amantes, creí que eran mis hijos hasta que descubrí que eran de tu padre, por que la había encontrado varias veces en casa mientras tu madre iba a ver a tus abuelos a la ciudad, me supo embaucar diciéndome que era por verme... pero aunque tardé me di cuenta, ella lo negó hasta el final e hizo pasar a los gemelos por los hijos de Montalvo yo siempre quise revelarle a tu madre, no se merecía tal engaño pero Gabriela y tu padre me obligaron a irme... después me enteré que Ernesto descubrió la verdad y enfrentó a tu padre cuando tu madre estaba ya embarazada de ti-Samuel endureció el rostro-y bueno, el resto ya sabes.

Samuel: nunca creí a mi padre capaz de eso...

Mariano: nunca fue un santo... pero tú eres diferente, la influencia de Ignacio en ti se nota... ¡Hasta te mueves como él!-Samuel sonrió apenado.

Samuel: y fui tan mal agradecido que dañé lo que él más ama, sus hijas.

La miró de arriba abajo con una mirada obsesiva, estaba arrebatadora con ese vestido, se humedeció los labios y se levantó de su asiento para verla mejor.

Leonardo: si... lo tengo preparado-musitó enfadado dándole los documentos que ella le pedía.

Andrea: oh... te veo enfadadito, ¿Qué te aflige?-Leonardo trató de acercarse a ella, para agarrarla y Andrea le bajo una cachetada en la mejilla que se lo impidió-No, no, no, eso no está nada bien-Leonardo la agarró del brazo y la atrajo a su cuerpo.

Leonardo: estás acabando con mi paciencia, Andreita, si lo vuelvo a intentar no fallaré, ya no tienes a mi hermano para que te defienda.

Andrea: ¡Claro que tengo a tu hermano!-sonrió cerca de su rostro-Samuel haría cualquier cosa por mí-se soltó y admiró la confusión de Leonardo-¿Ah que tu socia no te lo dijo? Vaya, que penita... pensé que se confiaban esas cositas-se acercó a su espalda y comenzó a susurrar en su oreja-sabes, a pesar de no llevar la misma sangre, resultaste igual de asqueroso que tu "padre"-Leonardo se giró y la agarró de los hombros zarandeándola.

Leonardo: ¿¡QUE ESTAS DICIENDO!?

Andrea: ¡QUE NO ERES UN MONTALVO Y POR LO TANTO ESTO NO TE PERTENECE!-Los gritos empezaron a oírse en la sala, tanto Gabriela como Patricia se asustaron, se levantaron y fueron al despacho a ver qué era lo que pasaba, entonces vieron como Leonardo le propinaba una cachetada a Andrea quien se apoyó en el escritorio para no caer, recuperó la compostura soltando una carcajada.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora