53. No me voy a quedar quieta

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Pasaron las horas y con ello llegó la noche al rancho, Andrea permanecía en la sala, ya habían llamado a Julián, el jefe de policía, y ella esperaba impaciente su llegada, al igual que la de Samuel que había partido en la búsqueda de la niña junto con los vaqueros del rancho, también llamó a sus padres, se sentía devastada y entonces recapacitó lo que tantas veces Samuel le había dicho, había puesto en peligro a su hija y no se iba a perdonar si algo malo le llegase a pasar, comenzó a sollozar, en realidad no había dejado de hacerlo desde que la niña desapareció, solo tenía su pequeño zapatito marrón, el que había encontrado cuando la buscaban.

Cayetana: hija-sus padres y Soledad entraron en la sala y la abrazaron.

Andrea: ¡Se la llevaron! ¡Se llevaron a mi niña!

Cayetana: la vamos a encontrar, ya verás, tranquila-limpió las lágrimas de su hija.

Ignacio: ¿y Samuel?

Andrea: se fue con los vaqueros, están por los alrededores del rancho buscando cualquier pista.

En la ventana vieron las luces de las patrullas de policía en medio de la oscuridad, madre e hija miraron a la ventana con preocupación, aquella señal había marcado siempre sus vidas en diferentes tragedias.

Ignacio: quedaros aquí, ya voy yo.

Soledad: ¿Qué crees que ha podido pasar?-madre e hija se miraron

Andrea: que voy a creer-miro a ambos lados-que o se la llevo Montalvo hijo o la madre...

Cayetana: ¿Y a donde habrá ido esa vieja o Leonardo con la niña?-Andrea limpió sus lágrimas y endureció el rostro, el dolor de la desaparición no la había dejado pensar con claridad.

Andrea: no lo sé, pero no me pienso quedar para averiguarlo-se levantó-voy a ir a buscarla.

Cayetana: espera, hija, voy contigo.

Soledad: puede ser peligroso...-Andrea las miró.

Andrea: no... quédate aquí, si papa no nos ve...

Cayetana: me da igual, no pienso dejarte sola en ese nido de víboras, estoy contigo, mi amor, vamos a ir a por nuestra pequeña ¿sí?

Andrea: Soledad quédate aquí por si alguien llama... si viene papá le dices de nuestras sospechas.

Madre e hija salieron del rancho Gallardo por la puerta de servicio, ambas iban muy atentas de no ser vistas, se dirigieron con sigilo a las caballerizas y cogieron un par de caballos, los ensillaron y montaron en ellos poniendo rumbo al rancho Montalvo a través del campo, pero uno de los peones de Samuel que buscaba a su hija por el campo las vio y corrió a informar a Samuel de lo ocurrido.

Peón: ¡Patrón!-corrió-La señora acaba de salir con una mujer en dos caballos

Samuel: ¿Cómo?-miró entre las sombras tratando ver algo-¿por dónde se fueron?

Peón: dirección al rancho Montalvo-Samuel se quedó mirando entre las sombras y corrió a las caballerizas para ensillar un caballo, montó en él.

Samuel: voy al rancho Montalvo, seguid buscando a mi hija, si yo no vuelvo decidle a Ignacio y al jefe de policía que fui al rancho Montalvo en busca de una pista, que vengan.

Ignacio: Samuel sigue buscando por sus terrenos a la niña... mi mujer y mi hija están dentro por si se ponen en contacto los secuestradores-Mariano llegó corriendo a la escena y estrecho la manos de ambos.

Mariano: vine en cuanto me llamaste.

Julián: esto es muy extraño Ignacio, no es común que desaparezcan niños, ¿sospechas de alguien?

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora