16. Son unas sinvergüenzas

2.2K 163 17
                                    

No muy lejos del pajar en el que Patricia y César habían desatado su pasión se encontraba Ignacio y su capataz, Alfredo, revisando los terrenos del sur.

Ignacio: aquí es-detuvieron el coche y ambos bajaron del mismo, observaron el terreno y por consiguiente la cerca que separaba sus tierras de las de los Montalvo-comprueba el estado de la cerca por ese lado-su capataz se acercó a la cerca y comprobó no solo que se había desplazado unos metros hacia delante si no que parte de ella era totalmente nueva.

Alfredo: está movida, patrón, y hay trozos nuevos...

Ignacio: creen que me van a engañar tan fácilmente-apretó los dientes y caminó hacia la cerca-¿Qué opina?

Alfredo: ¿Francamente patrón?-este afirmó-es obvio que le están robando tierra.

Ignacio: no necesitamos saber nada más, ¡vámonos!

Alfredo: ¿Qué va hacer, patrón?

Ignacio: no lo sé, pero es obvio que no me voy quedar quieto mientras me están robando terreno, ya advertí a Gabriela Montalvo una vez... no se quien se cree esa señora...-Ambos se subieron al auto y se encaminaron rumbo al rancho del Junco-¡Espera!-su capataz detuvo el coche y ambos divisaron en el horizonte el viejo pajar y pudieron observar dos caballos pastando cerca del-Ese caballo se me hace conocido-ambos se miraron.

Alfredo: sí, patrón, pertenece al rancho y lamento informarle que el otro es de César Montalvo-Los ojos de Ignacio se abrieron.

Ignacio: ¡Arranca! Vamos comprobar que es lo que pasa, porque César se encuentra en mis terrenos, cuál de los peones se reúne con él y porqué motivo..

Se acercaron al pajar y bajaron pausadamente, se aproximaron a la puerta y la abrieron despacio, entonces Ignacio pudo observar a su hija completamente desnuda y tapada por una ligera manta en los brazos del hombre que le estaba robando, el capataz también pudo ver la escena y se retiró hacia atrás, su respiración se agitó rápidamente, entonces cogió aire

Ignacio: ¡¡PATRICIA!!-gritó con fuerza mientras su rostro se mostraba enfadado, Patricia y César se sobre saltaron y se taparon como pudieron, habían sido descubiertos y de la peor manera-¡Vístanse ahora mismo! Y espero una explicación-mientras salía del pajar sintió que le faltaba aire y se apoyó contra la puerta.

Alfredo: ¡Patrón! ¿Se encuentra bien?

Ignacio: llévame a la casa ahora mismo-el capataz ayudo a Ignacio a entrar en el coche.

Patricia: no puede estar pasándome esto-colocándose el vestido entre lágrimas.

César: ya no llores, lo que pasó ya fue-se abrochaba la camisa.

Patricia: ¿¡Cómo no voy a llorar!? ¿Viste la cara de mi padre? ¡Qué vergüenza!-César le agarró la cara.

César: ya está Patricia, tarde o temprano iba pasar esto, solo tienes que enfrentarlo y ya

Patricia: ¿Vendrás conmigo verdad? Digo, ya que lo sabe puedes expresarle tus intenciones conmigo y que esto no parezca un desenfreno pasional-pasó la mano por su nuca buscando una excusa.

César: creo que no es lo mejor, amor-Patricia abrió la boca-tu padre va estar echo una fiera, imagínate que puede pasar si me presento, explícaselo tú y yo ya iré más tarde o mañana.

Patricia: no me parece que sea lo correcto-César le dio un beso en los labios.

César: hazme caso, después de esto soy el menos interesado en perderte, pero tenemos que hacer las cosas bien-le apartó el pelo de la cara-ya vamos hablando ¿vale?-esta afirmó no muy convencida, pero aún así le dio un beso en los labios.

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora