33. ¡Mamá!

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Las lágrimas descendían por la cara de Andrea cuando la mujer acabó de contar aquella desgarradora historia, no había dicho nombres pero sabía a ciencia cierta que la protagonista de aquella historia se trataba de la pobre señora que tenía frente a ella con los ojos cristalizados y llenos de dolor... no se atrevía a decir ni a hacer nada, no quería cometer ninguna imprudencia, ya que, se sentía un poco identificada con aquella mujer que podía entender lo que pasaba por su mente.

Cayetana: ¿Quieres preguntarme algo, pequeña?-acarició su rostro y ella se dejó... Sabía que con todo lo que había vivido aquella mujer no podría hacerle daño.

Andrea: ¿Por qué no volvió a buscarles? A su familia...

Cayetana: por qué a pesar de que ese mal hombre murió, su estirpe siguió sembrado el dolor en mi familia... y a día de hoy, por desgracia, lo lograron, ya que consiguieron hacerle daño a aquello que yo más quiero, a mis hijas...

Andrea: pero entonces... ¿Usted es de por aquí?

Cayetana: así es-suspiró y Andrea cada vez la miraba más confundida... No lograba comprender nada.

Andrea: pero... pero... ¿y sus hijas? ¿Dónde están?-entonces Cayetana cogió aire, para soltar lo que por años guardó desde las sombras, sabía que posiblemente la reacción no podía ser buena, pero esperaba de parte de Andrea su comprensión.

Cayetana: en estos momentos la mayor sigue al lado de su padre, la pequeña la tengo frente a mis ojos-Andrea se quedó inmóvil, no podía ser cierto aquello que había escuchado, sus ojos se abrieron y al momento sus lágrimas afloraron.

Andrea: no puede ser...-musitó negando con la cabeza, la señora comenzó a llorar agachando la cabeza sintiendo culpa, entonces Andrea se puso a pensar en toda la historia que aquella mujer acababa de contarle y se sintió destrozada por dentro, aquella pobre mujer era su madre y había sufrido lo que no estaba escrito... la había extrañado tanto y tenía ganas de reprocharle su ausencia, pero no, sabía cómo se sentía, ella lo estaba viviendo en carne propia, comenzó a llorar junto a su madre y la abrazó fuertemente-¡Mamá!-exclamó entre sus brazos y Cayetana sonrió al escucharlo acariciando su cabello.

Cayetana: si mi niña, soy yo-ambas lloraron, Cayetana la miró a los ojos-siempre estuve a tu lado mi niña.

Andrea: tú eras la de las flores, la sombra que me advertía de todo y has sufrido tanto-acarició su rostro entonces se dio cuenta de la historia que le contó y se percató de algunos detalles que no cuadraban en su vida.

Cayetana: ¿Qué ocurre?

Andrea: tu historia, me la has contando sin nombres.

Cayetana: te la conté así para que me dieras tiempo a contarte la historia completa... Si te decía quién era al principio tal vez no me quisieras escuchar ¿Quieres saberlos?-su hija afirmó cogiéndola de las manos en señal de apoyo-El hombre que me violó cuando era una niña y el padre de tu hermana es Ernesto Montalvo-Andrea la miró horrorizada, eso no podía ser, algo no cuadraba en esa historia.

Andrea: ¿Cómo? ¿Ese maldito inició todo eso?-hizo una pausa-pero entonces, César y Patricia eran...

Cayetana: ¡No!-interrumpió de inmediato su madre-de haber sido así tu padre lo hubiese impedido...

Andrea: ¿Él sabía todo esto?-su madre afirmó-nunca nos contó nada...

Cayetana: amo a tu padre como nunca amé a ningún hombre y le confiaba todo... Ambos decidimos no hacerlo por Patricia...

Andrea: pero entonces ¿Cómo es posible que no sean hermanos?

Cayetana: después de violarme Ernesto buscó tener herederos, sabía que Patricia era su hija, pero jamás la buscó por ser una niña, de entre todas sus amantes estaba Gabriela, era su preferida, pero esta no lograba embarazarse de él, entonces buscó hacerlo en brazos de otro hombre y de ahí es de donde salieron César y Leonardo-Andrea endureció el rostro al recordar a César y su madre la calmó con una pequeña caricia-él se enteró que no eran sus hijos y decidió buscar a Patricia para reconocerla, pero entonces yo... -tragó saliva-lo maté... Tras su muerte Gabriela logró comprar al alcalde para que levantara dos actas de nacimiento bajo el apellido de Montalvo...

VUELVEME A QUERERDonde viven las historias. Descúbrelo ahora