Parte 6

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Este capítulo está dedicado a Motherfucker09 y a LiliDove . Gracias por creer en esta historia y por permitirme, de alguna manera, ser parte de la suya 👸🏻💜👸🏻.
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Después de lo que había sido un vuelo tranquilo en "First class", Camila Cabello había llegado finalmente a Colombia. Felizmente el idioma no sería inconveniente alguno para ella, porque debido a sus raíces latinas, se crió hablando español al interior de su familia, e inglés en la escuela y con sus amigos.

Si bien al principio Camila dudó en aceptar la oferta de Alejandro, respecto a la suite que había reservado para ella, finalmente resolvió hospedarse ahí, decidiendo que nada más amaneciera, la abandonaría llevando todas sus pertenencias consigo: una mochila grande de viajero.

Mirando al techo con su reproductor en modo aleatorio y con los audífonos a todo volumen, no pudo sonar otra canción más acorde al momento que estaba viviendo, y sonrío subiendo aún más el volumen: "Y va liviano mi corazón gitano, que sólo entiende de latir a contramano. No intentes amarrarme, ni dominarme, yo soy quien elige cómo equivocarme. Aprovéchame que si llegué ayer me puedo ir mañana, que soy gitana." (a)

Sin saberlo, Shakira le había dado la bienvenida a su país natal, con una canción con la que no podía estar más identificada.

Al día siguiente, tal y como se había prometido a sí misma, Camila abandonó el hotel con sus pertenencias y salió a ver cómo la ciudad amanecía a ritmo de cláxones y tráfico. Y es que sí por sí mismos los lunes eran pesados, los lunes a primera hora lo eran aun más.

Fue así como llegó a una de las intersecciones de una de las más transitadas avenidas del centro de Bogotá, observando una escena que le llamó particularmente la atención. En una esquina había un grupo de chicos compartiendo un pan que identificó como baguette, y una botella de jugo que distribuían equitativamente en vasos descartables. Es ahí donde debo estar, se dijo a sí misma.

Se acercó un poco, y estuvo observándolos por unos minutos, hasta que uno de ellos le habló, haciendo que la sangre se le subiera a las mejillas. Sí bien ella pensaba unirse, pensaba hacerlo a su manera. No esperaba que fueran esos chicos quienes le hablaran, sino que esperaba ser ella quien tuviera la iniciativa, pero si algo que le iba a enseñar la vida en ese viaje era que muchas veces nada salía como uno lo tenía previsto.

- Hey, chica! Hola. Quieres un poco?- le gritó levemente uno de los chicos que se encontraba en el grupo. Con cuidado esperó el cambio del semáforo para cruzar y unirse a ellos y aceptar el trozo de pan y el vaso de jugo que le habían ofrecido. Una de las advertencias de Sinu y Alejandro resonó en sus sentidos, "Nunca aceptes nada de ningún extraño" le habían dicho, pero... qué podía pasar.

Finalmente, llegó a donde los jóvenes estaban. Según calculó, casi todos ellos tendrían su edad.

- Hola- levantó la mano para saludar, mientras las chicas la miraban con recelo, y los chicos la miraban con agrado. Pero con un agrado que detectó sincero, no con ese agrado con que la miraba Austin, que a lo único que iba dirigido era a meterla a su cama.

- Hola, soy Charlie, Charlie Puth. Y ellos son mis amigos Selena, Becky, y Zed. Quieres un poco?- volvió a preguntar el chico, ofreciéndole nuevamente el pan y el jugo que ya le había ofrecido hacía unos minutos.

- Hola, soy Camila, Camila Estrabao. Sí, sí quiero- dijo Camila, habiendo decidido repentinamente el cambio de su apellido por el de su madre. Dudaba en que los chicos tuvieran alguna remota idea de que sí decía que se apellidaba Cabello, sospecharan que era de los Cabello del Grupo Cabello, pero prefería no arriesgarse. Extendió al mismo tiempo la mano para tomar lo que aquellos chicos le ofrecían.

Tenían con ellos una guitarra, unos elementos para hacer malabares, un monociclo pequeño y una de las chicas vestía un vestido pequeño encima de unas leggins, que simulaban ser un tutú de ballet.

Comió en silencio sin desespero, pues ya había desayunado en el hotel antes de abandonarlo. Sin embargo, rechazar lo que esos chicos le ofrecían le pareció una mala manera de iniciar una amistad con los que serían sus nuevos amigos, de acuerdo a lo que ella había decidido.

- Y qué estás haciendo por este país, Camila Estrabao. Tú no eres de por acá. - dijo Zed, mientras se limpiaba el borde de los labios con el dorso de la mano.

- Pasar el rato, vivir la vida, ser joven, ya saben...- respondió animada. No quería decir nada que no resultara correcto.

- Qué alucinante! Nosotros también. Estamos planeando continuar nuestro viaje en unos meses, pero mientras tanto, nos va bien tratando de sobrevivir aquí. De hecho, nos estamos preparando para trabajar. Si quieres, puedes unirte a nosotros. Supongo que también querrás recorrer el mundo siendo mochilera- dijo Charlie, mirando con atención su short pequeño, su blusa azul de tela, sus convers negras y por supuesto, su gran mochila.

- Entiendo que debes haber traído algo de dinero, pero ya sabes que una de las principales reglas para sobrevivir siendo mochilero es tratar de ahorrar hasta el último centavo. Nunca sabes cuando lo vas a necesitar para tu siguiente travesía- completó Zed, mientras las chicas no dejaban de mirarla, pero a diferencia del principio, su mirada ya no era de recelo, sino más bien de curiosidad.

Pensó por unos minutos antes de responderle a los chicos. Evaluó brevemente si era buena idea o no, y llegó a la conclusión de que sí. Al menos esos chicos le ayudarían a sobrevivir en ese país nuevo, sobre todo considerando el hecho de que no conocía a nadie.

- Qué dices, Camila Estrabao? Te unes a nosotros?- hablo una de las chicas brindándole una sonrisa ahora amistosa, la que le habían presentado como Selena.

- Sí. Estoy con ustedes- respondió Camila sin un atisbo de duda en la voz, mientras les sonreía. Y era así como su aventura empezaba.

Y por esos azahares del destino, mientras ellos estaban sentados en la esquina de aquella avenida, desde un auto unos hermosos ojos verdes los observaban. A Lauren siempre le había despertado mucha curiosidad cómo es que sobrevivían las personas extranjeras que trabajaban en los semáforos cantando o haciendo algún tipo de acrobacia, cómo es que alguien podía dejar su ciudad o su país de origen para venir al suyo y vivir de las monedas que les dejaban los autos antes de cada cambio de luz en el semáforo. Lo que ella sí sabía era que siempre trataba de dejarles algunas monedas, que aunque sea en poco, les ayudaban a sobrevivir en su estadía.

(a) Canción: Gitana, Shakira.

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Sí, sé que han pasado ochenta y cuatro años y todavía no se encuentran... pero tengan calma, cosas interesantes van a pasar en el próximo capítulo :).

Muchas gracias por leer! Tienen un sitio en mi 💜

Europa.

Que me alcance la vida | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora