Parte 15

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Este capítulo está dedicado a DaniLopez210 . Gracias por agregar mi historia a una de tus listas de lectura. Espero que me acompañes todo lo que dure, y sobre todo, espero no decepcionarte 💜🐣🤗
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Si te dijera que ella es perfecta, simplemente estaría mintiendo, porque incluso esa palabra no alcanza para describir lo maravillosa que es. Es una especie de aquello que los antiguos representaban como belleza celestial, y sí que lo es, porque cada vez que estoy con ella pienso que así precisamente se debe sentir estar en el cielo. Y si el cielo tenía nombre, definitivamente debería ser el suyo.

Cada vez que me toma de las manos, me hace sentir que estamos unidas de algún modo inexplicable. Me hace sentir que ya no soy sólo yo, sino que tengo a alguien más a quien proteger y yo la protegería de todo a costa de mi propia vida si fuera necesario. Y es que, qué sería el mundo sin ella, yo no querría seguir existiendo en un lugar en el que ella no estuviera más.

Su cabello es perfecto. Cuando pone su cabeza en mi regazo yo la acaricio peinando sus cabellos con mis dedos, dibujando patrones imaginarios y a ella le gusta tanto que algunas veces se ha quedado dormida y eso me hace ver lo adorable que es incluso cuando duerme, y me hace anhelar con toda el alma ver ese rostro al despertar por el resto de mi vida. Ese definitivamente debe ser un regalo maravilloso.

Ella, toda ella huele a vainilla, y ha hecho de ese olor, mi olor favorito en el mundo. Nunca antes había apreciado ese olor, como ahora con ella. Trato siempre de aferrarme a su cuello para guardar ese aroma en mi memoria el mayor tiempo posible. La otra noche cuando me quedé a cenar en su casa -algo que es bastante frecuente, por cierto- hacía frío y me prestó uno de sus suéteres... hasta ahora no le he tocado el tema de que voy a devolvérselo porque simple y sencillamente no puedo. Al dormir lo abrazo y siento que estoy durmiendo con ella, el suéter huele a ella. Debo averiguar de qué perfume se trata, pues no es ninguno de los que yo haya olido antes. Su perfume opaca incluso al Clive Christian Nro.1 que le regaló mi padre a mamá para uno de sus aniversarios, aduciendo que ese era uno de los diez ejemplares que existían en el mundo para mujer.

Sus ojos. Sus ojos merecen sencillamente no sólo un correo, sino el capítulo entero de un libro, un tratado entero. Sus ojos parecen envolver tanta tristeza - por eso hasta ahora le llamo Melancolía- pero a la vez me transmiten tanta paz y tanta alegría, sobre todo porque cada vez que me miran, puedo sentir que traspasa mi alma y me desnuda, y hace que desee ser el ser más puro sólo para ella, para estar a su altura. Si tuviera que usar un color para describirlos, serían verdes. Pero si tuviera que usar una palabra para describirlos, diría que son mi refugio, pues su mirada hace que no quiera nunca estar en otro sitio que no sea ahí. Nunca me he visto tan real como cuando me reflejo en esos ojos que, según ella me dice, brillan sólo para mí. Y yo le creo, porque de esos labios no podrían ser mancillados jamás por una mentira.

Su piel. Su piel tiene la temperatura perfecta cada vez que la toco, y es tan blanca que incluso tengo miedo acariciarla porque temo que mi tacto la ensucie. Beso sus párpados como pidiéndole permiso a su cuerpo antes de besarla. Su cuello es cálido y el hueco que se forma entre su rostro y su clavícula se ha convertido en mi lugar favorito. Me gusta sentir su piel erizándose cuando respiro ahí, y sus brazos aferrándose a mi cuerpo, envolviéndose en él, lo que hace que mi sensatez golpee a mi deseo y me obligue a apartarme de ella. No quiero que piense que sólo quiero eso de ella, quiero respetarla, quiero hacer las cosas bien.

Sus besos... el sólo recuerdo me deja sin aliento. Y después del primero, siento que ya no puedo parar. Es una de las adicciones más fuerte que he desarrollado en toda mi vida, ni siquiera se compara con la adición a ese dulce que no dejábamos de comer cuando éramos niñas, recuerdas? Ni siquiera la supera el platillo más exótico que haya probado, ni con ninguna otra boca que antes hubiera besado. Después de ese beso, ninguno que venga después volverá a sentirse igual. Ella me dijo que yo era la primera chica a la que besaba, y sentí que sus labios limpiaban los míos de otros que hubieran estado ahí antes. Ella era ese beso del que tanto hablaban en los cuentos que nos gustaba leer cuando éramos niñas, era ese beso que te devuelve a la vida, después de un largo sueño o de un despiadado hechizo. Ella era el beso que me había traído a la vida otra vez, a pesar de haber estado viviendo diecinueve años. Ahora lo sabía, antes sólo sobrevivía, sobrevivía hasta su llegada porque mi alma sabía que debía encontrar su complemento, por eso me dictó el viaje y me dictó este país como destino.

Que me alcance la vida | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora