Parte 8

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Este capítulo está dedicado a ti, querido (a) lector(a) que te has tomado la molestia de llegar a este capítulo :).

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El semáforo había cambiado y como pudo, Camila salió de la pista en la que circulaban los autos y alcanzó a sus nuevos amigos, que ya estaban a un lado.

Más allá de los billetes que había puesto Lauren en el bote que ella llevaba, hubo algo que le llamó la atención en ella. Definitivamente la palabra "bonita" se quedó corta. Esa chica no era sólo bonita, era... indescriptible, porque además de sus rasgos físicos, tenía un semblante algo cansado y triste, por lo que la sonrisa que le regaló tenía aún más valor.

En esos días, Camila había visto muchos rostros y a muchas personas, pero ninguna de ellas le había parecido tan indescifrable como ese. Era bella, pero era tristemente bella, entonces, ella deseó con toda el alma poder ser algún día el motivo para que esa belleza se vista de alegría. Y extrañamente se sorprendió a sí misma deseando ser una de las razones para ser feliz, de alguien que acababa de ver unos segundos hacía algunos minutos.

-Hey Camila Estrabao, despierta!- le dijo Zed mientras chasqueaba los dedos prácticamente frente a sus ojos.

-Ah?- pregunté ella fingiendo haberle prestado atención. Definitivamente, había fracasado.

- Que si cómo nos fue en esta parada. Debemos aprovechar estas horas por el tráfico que se forma- le hablo Zed, mirando el bote del dinero mientras se limpiaba la frente.

- Ah! Eso. Yo creo que bien- dijo Camila ofreciendo el bote que tenía algunas monedas y los billetes que había puesto la chica del semblante hermosamente triste.

Deseó poder tener un nombre para ella, pero evidentemente no lo tenía. Sin embargo, recordó que en la fracción de segundo en que la vio, su rostro le evocó una fracción de un poema de Neruda: "Mariposa de ensueño, te pareces a mi alma, y te pareces a la palabra melancolía...", y entonces la llamó para sí, "Melancolía".

- Wowowow. Y esos billetes?- dijo ahora Charlie, quien había metido la cabeza cuando Camila le mostraba el bote a Zed.

- Los puso Melancolía- le dijo ella sonriendo. Sin embargo olvidó que ellos no la habían visto, ni sabían acerca de ella. Entonces, supo que las expresiones de extrañeza que ponían los cuatro chicos estaban completamente justificadas.

- Los puso quién? - Intervino Becky, pensando que se había perdido de algo, porque no había estado mientras ellos hacían el número. Y los chicos miraron a la recién llegada, señalándola con la cabeza moviendo el cuello, lo que Camila interpretó como que ellos estaban haciendo suya la pregunta.

- Melancolía.- repitió Camila- Una chica que probablemente debió inspirar a Neruda para que escribiera el Poema XV- remató la frase con una sonrisa igual de boba que la anterior, sin saber que en otro lado de la ciudad, Melancolía la recordaba con una sonrisa igual de boba a la suya.

- Ya hubiera querido yo que Justin hubiera sido la mitad de romántico que ella.- dijo Selena señalando a Camila- Si hubiera sido así, ahora mismo estaría besándolo y no aquí, decidida a recorrer cada rincón de Latinoamérica a pie.- Terminó, mientras se cruzaba de brazos.

- Vaya vaya, alguien se ha enamorado...- dijo Charlie, mientras le hurgaba las costillas con en índice.

Y al ver que los otros chicos se sumaban en lo que parecía ser un ataque masivo, Camila no tuvo otra opción que aceptar la afirmación. Ella no creía en el amor a primera vista, sin embargo, pensó que era buen momento para empezar a creer en aquello que le estaba sucediendo, que no supo nombrar de otro modo.

Que me alcance la vida | CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora