Capítulo 4

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Donghae odiaba, con toda su alma, las clases de empresariales. Sabía que era la asignatura más importante del curso y la que daba nombre a la carrera que estaba cursando, pero eso no evitaba que fuese una mierda. Le agotaba la forma de hablar de la señora Shim. Le irritaba tenerla cinco veces a la semana. Le molestaba que Kyuhyun no fuese con él. Pero lo que más nervioso lo ponía era que su padre fuese un referente al que la profesora estaba continuamente haciendo alusión.

En cualquier otro sitio eso habría sido, posiblemente, una ventaja. Pero Shim Karol simplemente lo veía como un mocoso que nunca iba a ser como su padre. Jamás.

Donghae lo sabía, lo aceptaba y lo atesoraba. Él no quería ser como su padre.

Lo que él quería era ver orgulloso a su padre. Ver a su madre sonriendo satisfecha. Que su familia alzara la cabeza al hablar de él y no desviase el tema inmediatamente hacia Donghwa.

¿Por qué era tan difícil?

Debía aprobar y graduarse si quería conseguir sus objetivos. Y si sacaba buenas notas, mejor.

Su corazón se aceleró casi dolorosamente cuando, en la última hora de aquel caluroso lunes, la profesora Shim llegó hasta él malhumorada y le dejó el trabajo sobre la mesa con un golpe seco. Él observó el Suspendido escrito en rojo y la miró, con los ojos muy abiertos.

Ella negó con la cabeza.

—Tendrá que repetirlo para mañana.

Boqueó varias veces, incrédulo. Aquello no podía ser posible. Se había pasado una semana recopilando información sobre Apple, había puesto imágenes, había desarrollado una valoración de hoja y media, había impreso todas las hojas y lo había anillado para que quedase perfecto. ¿Y la muy bruja decidía suspenderle?

—Eso es imposible —espetó, cuando ella ya había pasado las dos mesas que Donghae tenía a su espalda. Se giró a mirarla y la vio dar media vuelta con lentitud espeluznante.

—Todo es posible si cree en ello, señor Lee —gruñó, sarcástica y odiosa. Y añadió otro gruñido para que a Donghae no se le ocurriese reprochar.

Se dejó caer en el respaldo de brazos cruzados, mientras sus compañeros celebraban sus aprobados con alegría.

No podía mostrarle esa nota a sus padres.

Cuando la campana sonó, metió todas las cosas en su mochila y corrió hasta la plaza del campos donde siempre quedaba con Kyuhyun. Éste estaba allí, esperándolo con la expresión decaída.

—¿Un mal día? —preguntó, parándose a su lado.

Kyuhyun bufó y asintió. Comenzaron a caminar lentamente por el jardín mientras hablaban; ninguno tenía ganas de volver a casa. El menor le habló de su día y Donghae le contó su horrible clase de empresariales. El menor sonrió mientras le explicaba que había logrado pasar al siguiente nivel de su videojuego y Donghae gruñó antes de contarle lo ocurrido en el estudio de fotografía.

—¡Se cree que soy idiota! Posiblemente sea más listo que él y su prepotencia. No follo con clientes, dijo, como si yo quisiera algo con él.

—¿Tú? —Kyuhyun alargó la pregunta, tan sarcástico que Donghae lo fulminó con la mirada— Yo no soy el que babeaba en la boda de mi hermano.

—Eso era antes de saber que es un imbécil.

—Antes o después, si está bueno, está bueno. Tápale la boca con cinta adhesiva y no hablará más de la cuenta.

Kyuhyun le guiñó un ojo.

Él se echó a reír, notando cómo se le ruborizaban las mejillas al ver esa imagen formándose en su cabeza. No parecía mala idea. Hyukjae desnudo y sin poder hacer ningún comentario era casi excitante.


Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora