Capítulo 64

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Dejó la caja, los cables y todo lo que no iba a necesitar en la habitación, se colgó la funda de la muñeca y bajó las escaleras con la cámara apretada entre las manos. Se detuvo en el último peldaño.

Sentado en el sofá y con las piernas cruzadas, Hyukjae jugaba con su teléfono. Llevaba los auriculares en las orejas para escuchar una canción que, gracias al silencio que gobernaba la casa, era fácil de reconocer.

Love never felt so good.

Tenía la forma perfecta de estrenar su cámara nueva: fotografiando a su novio sin que éste se diera cuenta. Torció una sonrisa, subió un par de escalones y se sentó. Coló el objetivo entre los barrotes, a sabiendas de que, a no ser que se fijara, Hyukjae no podría verlo. También quitó el flash. Por si acaso.

La primera imagen guardada en su nueva tarjeta de memoria era ese maravilloso perfil. El pelo revuelto, la fina nariz, la mandíbula afilada y ese jersey de pareja que ambos llevaban. Sus largas y delgadas piernas envueltas en el pantalón del pijama y sus pies a cubierto del frío bajo unos gruesos calcetines blancos.

Perfecto.

—Honey —la señora Harris apareció en el salón. Se apoyó en el respaldo del sofá y tocó el hombro de Hyukjae para llamar su atención.

Donghae aprovechó el momento para apretar el botón con saña. Capturó al mayor mientras se quitaba un auricular, mientras miraba hacia arriba, mientras se giraba y mientras sonreía. Lo capturó mientras hablaba en inglés con la anciana y mientras se levantaba para irse con ella a la cocina. Se tiró en las escaleras con la pequeña pantalla frente a sus ojos.

—Si sigo así, llenaré toda la memoria con fotos de Hyuk —murmuró para sí, y se echó a reír infantilmente— Genial.

Se abrazó la cámara al pecho. No lograba entenderlo. ¿Cuándo la había comprado Hyukjae? Si no se habían separado en ningún momento, si hasta hacía una semana ninguno de los dos sabía que iban a verse para Navidad, si no cobraba casi nada por trabajar y tampoco tenía la herencia de su abuela. ¿En qué momento había salido de la cama esa noche y la había dejado bajo el árbol? ¿Cómo se había acordado después de tanto tiempo?

Le encantaba, pero estaba un poco triste porque el mayor no había conseguido lo que quería. Aunque tampoco le hacía falta tener un croma cuando ya no trabajaba de fotógrafo. Las circunstancias habían cambiado muchísimo desde el día de la promesa.

Pero ellos estaban tan o más enamorados que entonces.

—¿Desde cuándo hay una alfombra con forma de idiota sobre las escaleras?

La voz de su novio lo sacó de sus pensamientos. Abrió los ojos que había cerrado en algún momento y lo miró sin levantarse. Tenía ambos pies en el escalón que se hallaba entre sus muslos y lo miraba desde arriba con las manos en los bolsillos de los pantalones.

Donghae lo apuntó con la cámara y le sacó una foto. Soltó una risita.

—Di patata, lobito.

Como respuesta a su petición, Hyukjae alzó una ceja. No era lo que quería, pero seguía resultando demasiado sexi como para no fotografiarlo.

—Ya me estoy arrepintiendo de habértela regalado.

—No digas eso —se apartó la cámara de la cara para que su novio pudiera verle haciendo un puchero—. La voy a cuidar muchísimo. Dentro de cinco años la mirarás y pensarás "¿es nueva?" y luego recordarás esta conversación. Será la misma, Hyuk. La habré cuidado tan, pero tan, tan bien, que solo tú y yo sabr...

Un dedo sobre sus labios lo silenció. Se ruborizó sin poder evitarlo, curvando una sonrisita mientras Hyukjae terminaba de arrodillarse entre sus piernas.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora