Capítulo 32

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Donghae boqueó.

Había oído algo, pero no sabía si lo había entendido bien. Si había sido su necesitada imaginación, si estaba dentro de un sueño, si Hyukjae había dicho cualquier otra cosa fácil de confundir con "me gustas". Frunció el ceño. Esa cosa no existía. Lo cual era una muy buena señal...

Lo vio alejarse despacio mientras asimilaba un poco mejor la situación. Él había aceptado que estaba enamorado de Hyukjae porque era el único nombre que podía ponerle a lo que sentía. Gustar se quedaba corto para eso que su corazón gritaba cuando lo veía. No obstante, oír tal confesión del fotógrafo era, como mínimo, increíble. Impensable. Inimaginable. Hasta hacía unas horas siquiera sabía si el mayor quería volver a verle.

Pero estaban ahí los dos, encima de una manta, en el lateral de un campo de fútbol, frente a una enorme pantalla blanca en la que iba a reproducirse una de las películas favoritas de Donghae. Era un adolescente en su primera cita y el chico del que estaba enamorado acababa de confesarle que le gustaba al más puro estilo Hyukjae.

Dejó de mirar a la nada para buscarlo casi con desesperación. No sabía cuánto tiempo llevaba perdido en sus pensamientos, posiblemente estático y ruborizado a más no poder. Tragó saliva cuando lo encontró, formando una nerviosa sonrisa. Se aclaró la garganta para llamar su atención.

Hyukjae lo miró de reojo mientras desenvolvía su bocadillo con tirones, rompiendo el papel de plata con furia, aunque su rostro fuese tranquilo, casi neutro. Donghae se acercó un poco más a él, hasta que sus piernas se rozaban. Tiró de las mangas de chaqueta con nerviosismo, tapándose las manos con ellas.

Tomó aire profundamente.

—¿De verdad te gusto? —dijo deprisa, trabándose con cada palabra. Se encogió antes de escuchar ninguna respuesta— P-porque a lo mejor solo ha-hablas de que te gusta tomarme fotos o cuando tenemos sexo y... y tú me gu-gustas de verdad. Qui-quiero decir... no es que no me guste cuando me sacas fotos y me... me encanta el sexo contigo, pero es más como...

Fue más que un beso.

Hyukjae colocó una mano sobre su mejilla izquierda y ejerció una ligera presión sobre sus labios con los propios. Lo suficiente intenso para callarlo, lo bastante suave para funcionar como respuesta.

Cuando se separaron un par de segundos después, Donghae respiró como si llevase horas sin hacerlo.

—¿Como esto?

—Sí —suspiró.

Hyukjae sonrió; brillante, sincero, bonito. Las arrugas bajo sus ojos provocaron revueltas en el estómago de Donghae, quien, con los nervios a flor de piel, amplió una sonrisa de oreja a oreja.

¿Era aquello real? ¿No estaba dentro del mejor sueño que había tenido en años? Soltó una risita nerviosa.

Y de repente, como si acabase de darse cuenta de algo, Hyukjae se alejó, se puso en pie y lo apuntó con un dedo; tembloroso.

—¿Quieres algo de beber? ¿Refresco? Traeré dos. N-no empieces a cenar sin mí —carraspeó—. Idiota.

Lanzándole una última mirada que Donghae no fue capaz de interpretar por la poca luz que tenían sobre ellos, dio media vuelta y buscó con el cuerpo la dirección en que se encontraba el puesto de bebidas más cercano. Cuando lo encontró, empezó a caminar hacia él tan rápida y apresuradamente que se tropezó con la manta. Pero logró mantener el equilibrio y salir del césped con la espalda recta.

Donghae se llevó las rodillas al pecho, el labio inferior bajo los dientes. Un risita tonta gobernaba todo su cuerpo. Le encantaba ver al mayor nervioso. Pero le gustaba aún más saber cuál era la causa.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora