Capítulo 25

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Hizo falta que la mujer del moño alto se sentara junto a la anciana para que todos dejaran de hablar

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Hizo falta que la mujer del moño alto se sentara junto a la anciana para que todos dejaran de hablar. Donghae vio cómo las miradas se posaban en ella, sin dejar de desviarse hacia Hyukjae cada pocos segundos, como un mantra que toda la familia compartía. Excepto el afectado, quien solo parecía disfrutar de la comida con indiferencia. Y él, por supuesto, que todavía no sabía de qué forma coger el tenedor sin sentirse cohibido.

—Gracias a todos por venir otro año más. Espero que disfrutéis la comida. Saldremos dentro de unas horas hacia el cementerio.

Hubo un asentimiento conjunto. Los murmullos empezaron a crecer de nuevo, dejándole oír las conversaciones de Sora con la chica a su lado y la pareja que tenía enfrente. Todo se resumía en lo mismo; pensaban echarse una siesta porque el viaje había sido muy largo. Donghae echó una mirada hacia Hyukjae, preguntándose si éste también planeaba hacer lo mismo. O quizás se había referido a otra cosa con lo de ir a la habitación. Se removió, negando despacio con la cabeza. Ni de broma iban a hacer nada en esa casa.

Cortó un trozo de estofado para empezar a comer. Un suspiro salió de sus labios en cuanto la salsa rozó sus papilas gustativas. Aunque el ambiente fuera la mar de extraño, la comida casi se igualaba a la que hacía la madre de Kyuhyun. Estaba deliciosa. Rió consigo; Hyukjae debía de pensar lo mismo después de vivir a base de ramen.

Se inclinó sobre su oído, lanzando una mirada a su alrededor. La gente se había calmado un poco y comenzaba a dejarlos en paz. Fue un verdadero alivio.

—¿Los conoces a todos? —susurró.

Hyukjae se llevó el tenedor vacío a los dientes de forma casi pensativa, recorriendo la mesa con sus ojos negros y endurecidos. Asintió despacio antes de mirarlo.

—Los dos hermanos de mi padre y sus familias —explicó en voz baja. Luego señaló a la mujer del moño con el tenedor— Mi madre y —sonrió a la anciana— mi abuela.

—Abuelita —corrigió de pronto la anciana, inclinándose para poder verle. Donghae le sonrió tan sorprendido como tímido. Vio la mano huesuda pasar por delante de Hyukjae y estiró la propia para apretársela— Noventa años pero estoy como un roble.

—Un roble en silla de ruedas —dijo Hyukjae, ganándose un golpe en la nuca.

Donghae rió. Al fijarse en la risa de la anciana se dio cuenta de que tenía una sonrisa de encías muy parecida a la del fotógrafo, acentuada por las marcas de su dentadura postiza. Se ruborizó al notar que ella también lo analizaba.

Se aclaró la garganta e hizo una suave reverencia.

—Es un placer conocerla.

—Eso debería decirlo yo, muchacho. Si mi lobo solitario ha venido aquí, es gracias a ti, ¿o no? Hace años que no veo su cara de amargura.

Las huesudas manos se cerraron en el rostro de Hyukjae, tirando de sus mejillas mientras éste intentaba con el ceño fruncido de apartar a su abuela. La escena era enternecedora aunque posiblemente el mayor estaría pasándolo mal. Donghae también quería hacer lo que la anciana. Algún día.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora