Capítulo 46

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Hyukjae cruzó piernas y brazos, cómodamente sentado en una silla de plástico. Estaban en la heladería de la piscina, bajo una sombrilla y rodeados de gente que corría, gritaba, los mojaba al pasar por allí directamente después de salir del agua. Era realmente molesto, la principal razón por la que hubiera preferido esperar hasta el lunes para ir. Aunque su plan había sido ir el martes anterior, antes de que Donghae despertara a la hora de comer. Antes de que esos estúpidos ojos marrones lo convencieran de ir en sábado.

Quería levantarse, tomar sus cosas y largarse de allí lo más pronto posible. Ya se habían divertido en la piscina. Ya había sido embadurnado en protector solar tres veces. Ya se había comido un helado de vainilla. Y ya había hecho todas las fotos que su cabeza había maquinado días atrás. Lo único que lo obligaba a seguir ahí sentado, solo en bañador y apestando a cloro eran esos finos labios manchados de chocolate.

Y esa adorable sonrisa también. Donghae estaba tan contento mientras hablaba, lamía su helado y reía, todo al mismo tiempo. Era como un niño. Como un bebé. Un corderito idiota que solo con parpadear lo tenía comiendo de su mano.

Hyukjae no recordaba la última vez que se había sentido tan bien. Todos sus esquemas estaban en el suelo, rotos, pisoteados, hechos pedazos. Todo lo que había sido su vida desde que tenía memoria ahora solo era un recuerdo. Tener novio no estaba tan mal.

Podía ayudar a Donghae con sus problemas, solo un poco, igual que éste lo había ayudado a él con los suyos.

Sentirse querido y apoyado era posiblemente la mejor sensación que existía en el mundo. Desde que el menor estaba en su vida, hasta Sora había comenzado a ser menos irritante con él. Hasta había comenzado a hablar más habitualmente con su abuela por teléfono. Hasta su corazón comenzaba a volverse loco cada vez que Donghae le robaba la ropa.

Y ese fondo de pantalla en su teléfono. ¿Cuántas veces lo había desbloqueado solo para verlo?

Suspiró mientras una voz femenina sonaba a su espalda. Recordaba haberlo hecho con mujeres desconocidas en los baños para minusválidos; volver a casa quemado pero satisfecho, darse un baño de agua fría y dormir hasta la hora de abrir el estudio. Ahora ya no le apetecía siquiera girarse a mirar. ¿Para qué? Si tenía delante a un adorable chico de veintiún años cubierto con su enorme toalla de tiburón.

—Oye, Hyukjae, ¿me estás oyendo?

Una mano en su hombro lo hizo saltar. Salió de sus pensamientos para mirar sobre su hombro sin ganas. Era una chica en bañador y con el pelo recogido en una coleta. El hecho de que lo estuviera mirando le hizo pensar que quizás la conocía de algo, pero no lograba recordarla. Posiblemente se había acostado con ella estando borracho.

Chasqueó la lengua.

—¿Necesitas algo?

Ella sonrió coquetamente.

—Sabía que eras tú. ¿No me recuerdas? Soy Hwang Somin, de la universidad.

Hyukjae asintió un par de veces. Seguía sin recordarla y tampoco tenía intención de hacerlo. Así que se apartó su fina malo del hombro y volvió a girarse hacia Donghae, que los miraba con curiosidad.

—No has cambiado nada, por lo que veo —continuó ella mientras avanzaba hasta colocarse en el lado desocupado de la mesa entre los dos. Se giró hacia Donghae y estiró una mano— Encantada.

El menor aceptó el gesto con educación, subiendo una bonita pero incómoda sonrisa.

—Soy Donghae.

—No te recordaba teniendo amigos. Y menos aún unos tan guapos.

—Donghae no es mi amigo —se cruzó de brazos.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora