Ryeowook compró unos bocadillos y se acurrucó a su lado. Los dos pegados al cuerpo del otro, bebieron de la misma lata de refresco y hablaron de Hyukjae. De sus dos perfectos meses de relación. De cómo había aprendido a cocinar para él y éste había dejado de fumar. Aunque posiblemente ahora volviera a hacerlo.
Sacó el colgante de debajo de la chaqueta y se lo enseñó.
—¿Es una oveja?
—Un cordero —murmuró.
Ryeowook ladeó la cabeza.
—Bueno, son lo mismo, ¿no? —rió, y le dio un gran mordisco a su bocadillo a punto de terminar.
Donghae siquiera le había dado dos al suyo. No tenía hambre. Estaba nervioso y se le había cerrado el estómago. Tenía ganas de vomitar, pero no había nada que echar. Había pasado de cocinar enormes cantidades se comida para los dos a no tomar más de dos platos al día, sin ganas. Movió el bocadillo delante de sus ojos.
—Luego me lo comeré —murmuró, volviendo a envolverlo. Lo dejó a un lado y metió las manos en los bolsillos de la chaqueta.
Le contó lo que pasó después. Lo ocurrido en septiembre. Desde que se había encontrado con Donghwa hasta que había llorado sobre las flores azules. Se lo contó como si se lo estuviera contando a Kyuhyun y sorbió la nariz. En cuanto todo hubiera terminado, muy bien o muy mal, llamaría a su mejor amigo desde Alaska y se lo contaría todo. Posiblemente éste se enfadara con él un poco, pero seguía siendo Kyuhyun, seguía siendo el perro pastor, el tercero en discordia, una parte más del pack.
—Vaya... creo que entiendo por qué está tan enfadado contigo. ¿Por qué no lo llamaste o lo buscaste antes de la boda?
—No podía —explicó—. Mi madre logró manipularlo todo de alguna manera y no pude salir de allí hasta que mi padre decidió que estaba harto.
—¿Y si tu padre no hubiera hecho nada? Tu madre habría seguido actuando, él habría seguido viviendo aquí sin entender por qué no logra ponerse en contacto contigo y tú... bueno, tú estarías casado con esa chica.
Donghae asintió ante sus palabras. Tenía razón. Se llevó las rodillas al pecho, se miró los pies, dejó que el frío le golpease todo el cuerpo mientras asimilaba la situación desde el punto de vista de Hyukjae.
Tres meses. Había estado tres meses sin ponerse en contacto con él, había sufrido la pérdida de su abuela, y quizás había confiado en él durante un tiempo, pero era natural que hubiera perdido toda esperanza. Y ahora él estaba ahí, pidiéndole hablar, de repente.
Necesitaba explicárselo todo con desesperación. Necesitaba que Hyukjae supiera la verdad. Lo amaba.
Su corderito lo amaba a él y solo a él.
Se quedaron en silencio a partir de ese momento. Él siguió pensando, dándole vueltas a todo en su cabeza y se dejó llorar otra vez. Ryeowook se limitó a acariciarle la cabeza suavemente. Se lo agradeció infinitamente. No quería hablar con nadie que no fuera Hyukjae. No quería hacer nada que no fuera verle salir y correr hacia él. Quería abrazarlo y ser besado en la frente.
"Eres más valiente que toda esa mierda"
Lo era, ¿verdad?
Claro que lo era.
Sintió que algo le cosquilleaba el cuello y miró a Ryeowook porque pensaba que éste le estaba haciendo caricias para calmarlo. Sin embargo, el menor estaba enfrascado en su teléfono. Y entonces la notó: una gota contra su mejilla. Gotas que no eran lágrimas.
Se pasó las mangas por los ojos, limpiándolos. Miró hacia arriba. El cielo estaba nublado, sin sol, sin brillo, y las gotas empezaban a caer muy poco a poco. Soltó aire por la nariz.
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Inefable [EunHae +18]
FanfictionHyukjae es fotógrafo y sarcástico a tiempo completo. Donghae estudia para heredar la empresa de su padre. No se odian. No se quieren. No hay palabras para describir lo que sienten. Sencillamente inefable. ▶Queda prohibida la copia total o parcial de...