Capítulo 49

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Amber tomó una botella de aceite corporal con olor a coco y la metió en la cesta que le colgaba del brazo.

—Invítame la próxima vez, suena divertido —dijo, mirándolo sobre un hombro.

Donghae se encontraba detrás de ella, analizando todo lo que tenía a su alrededor como si fuese la primera vez que veía algo parecido. En realidad, lo era, al menos en persona. Había visto cosas parecidas en la televisión y en Internet, pero jamás habría imaginado que habría una tienda especializada en artículos de baño tan cerca del bloque de Hyukjae y Amber. ¿Y suyo? Todavía no podía llamarlo como tal. Siquiera sabía si podría hacerlo algún día. Todo dependía de el mayor.

Ya era miércoles 11 de agosto y el verano estaba pasando tan rápido que casi parecía un sueño. El tiempo se le escapaba de las manos. Hacía menos de veinticuatro horas se encontraba jugando a videojuegos con Kyuhyun y, casi con un parpadeo, se había visto despidiéndose de su novio en la puerta del estudio para una mañana de compras con Amber.

Si hasta la fiesta de pijamas con Sora se le había pasado enseguida. Demasiado rápido. Pero eso sucedía porque estaba disfrutando, porque se lo estaba pasando muy bien en su nueva vida. Porque, aunque fuese una tontería, todo parecía haber mejorado desde que era rubio.

—¿Conoces a Sora?

—No —se encogió de hombros—. Pero, por lo que cuentas, parece ser diferente de su hermano. Yo también quiero ver películas románticas, hablar de ligues y... lo que sea que se haga en una fiesta de pijamas.

Donghae se echó a reír. Se lo había contado todo, así que Amber hablaba con conocimiento. Eso era exactamente lo que habían hecho Sora y él la noche del sábado. Ver comedias románticas de Jennifer Aniston, hablar de sus "relaciones" anteriores, practicar recetas para sorprender a Hyukjae y dormir atiborrados de palomitas y pizza. Había sido mucho mejor de lo que Donghae había supuesto cuando su "cuñadita" le había abierto la puerta.

—¿Te sientes sola, Amber? —se burló con confianza. Pasó un brazo sobre los hombros de la chica y ella, a cambio, hizo un mohín.

—Extraño ser la única mujer en tu vida.

—Sigues siendo la mejor —sonrió.

Amber le respondió el gesto, soltó una risita y estiró una mano hasta su mejilla para apretarla.

—Qué mono eres —exclamó—. ¿Me dejas adoptarte?

—Claro —accedió, sumándose a la risa de su amiga.

Hizo todo lo posible para no pensar en su madre, en lo contraria que era su situación actual con la pasada, en que Amber queriendo ser su nueva "mamá" y gritándole que era lo más tierno del mundo no tenía comparación con aquella mujer tirando de su brazo a regañadientes por el centro comercial.

En algún momento y sin querer, había parado de reír, cosa que no pasó desapercibida por Amber. Ella no lo sabía, pero aun así, le acarició una mano con el pulgar y trató de animarlo sin hacer preguntas incómodas.

—La última vez que vine había bombas de fresa y vainilla, ¿quieres una? Seguro que a Hyuk le encanta.

Donghae parpadeó. Asimiló la pregunta de Amber y se ruborizó. Si bien lo habían hecho más de una vez en el baño, siempre había sido en pie, en la ducha, mas nunca en la bañera. Siquiera recordaba haberla usado alguna vez.

Se encogió de hombros como respuesta.

—¿Realmente funcionan?

Amber asintió efusivamente. Apretó su mano y tiró de él. Recorrieron toda la tienda juntos en busca de bombas de vainilla y fresa y otras muchas cosas que podían gustarle a Hyukjae. Pasaron más de hora y media ahí dentro, riendo cuando encontraban bombas con formas extrañas y dudando entre comprar gelatina de lima o de limón. Olieron todos los ambientadores y se lavaron las manos con todos los jabones de muestra que encontraron.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora