Capítulo 41

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Donghae entró en el restaurante de su hermano con las manos metidas en los bolsillos de los pantalones cortos. Michael Bublé le cantaba Everything al oído y le hacía recordar cómo se había dormido a las dos de la mañana tras una larga charla sobre el calor veraniego de Noruega. Habían llegado a la conclusión de que debía de ser tan frío como su invierno y luego él había intentando sonar empalagoso soltando un "sueña conmigo", pero Hyukjae no le había dejado continuar después del "sueña".

—No te caigas de la cama —le había dicho antes de colgar.

Hizo un mohín igual al que había hecho en ese momento. Algún día iba a lograr que Lee Hyukjae se convirtiera en un algodón de azúcar. Solo por y para él, claro.

Quizás el día en que él fuese valiente, no tuviera a Jessica encima y pudiese pedirle al fotógrafo que fuese su novio oficialmente. Quizás.

Con un suspiro, dejó solo los pensamientos bonitos en su cabeza y cambió los otros por la búsqueda de Donghwa en ese local abarrotado de gente a las cuatro de la tarde. Veía a los camareros yendo de un lado para otro. Oía a la gente hablar sin parar, interfiriendo incluso entre él y la voz del cantante desde sus auriculares. Se cruzó de brazos cerca de la puerta e incluso llegó a ponerse de puntillas, pero era inútil. Todos eran demasiado altos. Hyukjae ya le habría llamado idiota y buscado la forma de mandarlos a todos a la mierda.

Él se mantuvo en su lugar. Donghwa lo había llamado hacía una hora o dos y le había dicho que era urgente, así que debía estar cerca.

—¡Hermanito! —oyó, al mismo tiempo en que era abrazado desde la espalda y levantado mínimamente del suelo.

Cuando Donghwa lo soltó, dio media vuelta. Solo estaban el y Lily. Ni su madre ni su padre los acompañaban. No los había visto en la terraza y no creía que estuvieran lejos de la pareja. Frunció el ceño para indicarle que no entendía nada.

Lily estiró una mano de repente, cosa que Donghae interpretó como que debía tomarla. Lo hizo titubeante. Ella se la apretó con fuerza y soltó una risita nerviosa.

—Vamos al almacén —dijo.

La finísima mano tiró de él fuera del restaurante. Miró a Donghwa para que éste le explicara lo que estaba ocurriendo, pero su hermano solo le guiñó un ojo y dejó que su esposa lo arrastrara hasta la pequeña puerta exterior que daba al almacén. Fue ella quien abrió y lo empujó dentro después.

—¿Para qué me habéis traído aquí?

—Quiero enseñarte una cosa —dijo ella.

Donghwa encendió las luces, cerró la puerta y se puso junto a Lily, pasándole un brazo por la cintura, con la mejilla caída sobre su hombro y la respiración nerviosa. Sabía que podía confiar en ellos, pero por alguna razón, tenía miedo.

No sabía de qué. ¿Qué daño podía hacerle Donghwa? Intencionalmente, ninguno. El resto de su vida, todo dependía de su madre. ¿Sería cosa de ella?

Soltó aire por la nariz. No, su madre jamás se tomaría tantas molestias por él.

—Vale, cierra los ojos.

Lo hizo sin dudar. No tenía mucho que ver tampoco, solo cajas llenas, botellas, latas y estanterías. Lo más interesante era la lampara blanca que había en el techo.

Oyó los sonidos de papel y de plástico mientras esperaba. No mucho después, Lily le pidió que abriera los ojos.

Delante de él vio algo que parecían dos fotos, dos papeles, y que tomó con ambas manos para mirarlas bien. No sabía lo que eran. Estaba todo muy borroso, las luces, las formas, los colores. Las analizó durante un rato antes de darse cuenta. Alzó la mirada.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora