Epílogo: especial Instagram

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La señora Kim miró su teléfono móvil por cuarta o quinta vez en lo que llevaba de día. No tenía llamadas, no tenía mensajes, solo un e-mail publicitario de una compañía que todavía la consideraba "señora Lee". No, ya no. Esos desgraciados la habían abandonado. Después de todo lo que ella había hecho por ellos, la habían dejado en la calle. Sin dinero, viviendo con su hermana en un pequeño apartamento, sin llamarla desde hacía más de dos años.

Mejor, porque ella tampoco quería saber nada de ellos. No quería volver a leer que la empresa de su ex-marido tenía las acciones por las nubes o que éste se había enamorado de una mexicana. No quería que su hermana le contara nada más sobre el segundo hijo de esa estúpida de Lily. Y, sobre todo, no quería enterarse de nada que tuviera que ver con el menor de todos.

Algún día iban a terminar volviendo a ella. Su hijo Donghwa había echado su vida entera a perder, aunque quizás se pensaba lo de aceptar sus disculpas si se alejaba de esa mujer que tenía por esposa y que tan mal lo había influenciado. Si volvía a Corea, tal vez podían retomar el restaurante entre los dos y conseguir mucho dinero.

Respecto al inútil de Donghae no tenía nada que pensar. Cuando se diera cuenta de que no era capaz de hacer nada por sí mismo, de que ese hombre solo lo había estado usando para satisfacer su placer carnal y de que no le iban a aceptar en ningún trabajo, posiblemente volvería llorando a los brazos de su madre. Lo había cuidado durante veintiún años. No pensaba darle un solo capricho más después de lo mal que se había portado con ella.

Sacó el abanico del bolso, guardó el teléfono y pasó a darse aire mientras avanzaba hasta el kiosko. Pidió su revista favorita, como cada mes, y espero a que el hombre la sacara del almacén.

—¡Qué guapo es!

—¿Vas a comprarte la revista de Yesung solo por la portada?

Miró de reojo a las dos jóvenes que tenía detrás. La más exaltada llevaba una revista entre sus manos. En la portada salía un chico de pelo rubio, sentado en un taburete con un traje negro y la cabeza gacha. Resopló.

—No solo la portada, también por la sesión de fotos. Es Lee Donghae, por Dios.

—¿Pero no había pospuesto las sesiones de fotos para terminar el curso de gastronomía? Lo puso Hyukjae en Instagram el otro día.

—Es que las fotos las ha sacado Hyukjae, boba. Ya sabes que son muy amigos de Yesung.

—Supongo que sí... ¿Cuánto dices que cuesta la revista?

Los nervios de la señora Kim colapsaron después de oír aquella conversación. No quería creer lo que llegaba a sus oídos. No podía ser verdad. Ese inútil no podía ser portada de una revista famosa.

En cuanto el hombre volvió con la suya, pagó y la cogió. Mientras salía, oyó cómo las chicas pedían otra revista.

—Lo siento, las hemos vendido todas ya. Parece que ese chico ha causado furor, ¿verdad? Hasta mi hija está loquita por él.

—Es que es perfecto. Su madre tiene que estar orgullosa de él.

—Su madre no lo sé, pero Hyukjae sí que lo está. Son tan monos juntos...

—¿Verdad que sí? Me encantaría tener una relación como la suya.

Aquello era imposible. Esa conversación no podía estar pasando. Se quedó paralizada en el umbral, con los puños apretados y el ceño completamente fruncido. El corazón le palpitaba sin control.

—¿De verdad es gay? No pensaba que fuera cierto.

—Lo es, lo es. Incluso tienen una cuenta de Instagram donde suben fotos de su vida diaria. Mire, mire.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora