Capítulo 60

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Llevaba un abrigo enorme que le llegaba por las rodillas, la capucha de pelo sobre la cabeza y sus dedos envueltos por gruesos guantes, que se apretaban alrededor de la mano de Hyukjae mientras caminaban por el supermercado.

El mayor le había obligado a vestirse así para que no empeorara. Incluso le había abrochado la chaqueta y ayudado a atarse las zapatillas. Básicamente, lo había tratado y lo estaba tratando como a un niño, como seguramente trataba a Jisung cuando éste enfermaba. Lo estaba cuidando como nunca lo habían cuidado y se sentía tan bien. Estaba ruborizado porque la gente lo miraba, aunque nadie podía verle la cara bajo la capucha si no levantaba la cabeza. Y Donghae la tenía gacha. También tenía una enorme sonrisa curvando sus labios, el corazón acelerado y la sensación de estar por fin en casa.

Intentó tomar aire por la nariz. Sacó un pañuelo del bolsillo para sonarse y tosió, girándose a mirar a Hyukjae cuando pararon. El mayor llevaba una cesta colgando del brazo. Metió un paquete de yogures en ella y se giró.

—¿Quieres algo? —preguntó.

Donghae negó sin mirar a su alrededor. Quería volver a la casa, a la habitación, y seguir con su sesión de besos hasta compensar los tres meses separados, pero ni podía decírselo ni el mayor iba a hacerle caso.

Le vio sonreír, ligera y suavemente. Ajustándose la cesta en el brazo, Hyukjae levantó la mano libre hasta su barbilla y le obligó a alzar la cabeza. Pasó el pulgar por su labio inferior, que cosquilleó deseoso ante el roce, lo presionó y repasó el superior con la uña perfectamente recortada. Donghae usó la punta de la lengua para lamerlo.

En cuanto el dedo se alejó de su boca, un pequeño jadeo escapó de su garganta. Hyukjae le acarició la barbilla otra vez y se inclinó a besarlo, presionándole cintura con su mano libre. Fue lento pero casto, de esos besos en los que solo sus labios se reconocían. Los dos sonrieron al separarse.

—Cord...

—¿Donghae? ¿Eres tú?

Por un momento, agradeció no tener voz, porque montones de improperios pasaron por su cabeza y se veía capaz de comenzar a gritárselos todos a la persona que les había interrumpido. Más bien, que había impedido que Hyukjae lo dijera. Llevaba meses extrañando ser su corderito.

Se giró con el ceño fruncido, mas se relajó en cuanto vio a Ryeowook frente a él. Se quitó la capucha para que el menor le viera mejor.

—¡Donghae! —exclamó, saltando sobre él en un abrazo— Me alegra tanto que estés bien.

Apretó al menor como respuesta. No estaría ahí de no ser por él. Siquiera estaría vivo de no ser por su abuelo. Se mantuvieron así durante un rato, hasta que Ryeowook decidió alejarse y le pasó las dos manos envueltos en adorables guantes verdes por la cara.

—¿Estás malo? Fue por la lluvia, ¿verdad? —Donghae asintió débilmente. Se tapó la boca con un pañuelo antes de estornudar, dejando que el otro riera suavemente— ¿Estás afónico también?

—Lo está —la voz de Hyukjae irrumpió de pronto en la conversación.

Donghae miró abajo al notar una caricia, y se encontró con que un brazo le rodeaba la cintura y lo empujaba levemente hacia atrás, pegando su espalda al cuerpo del mayor. Se acurrucó contra él, sintiéndose mimado y protegido.

El menor abrió una enorme sonrisa, mirándonos al uno y al otro una y otra vez antes juntar las dos manos.

—¡Os habéis reconciliado! —exclamó, dando un saltito, y miró a Hyukjae— Espero que seas bueno con él después de todo lo que ha hecho.

La forma en que Ryeowook puso los brazos en jarra hizo que Donghae se ruborizara y moviera las manos. Ya habían discutido lo suficiente. No quería volver a sacar el tema. Ahora que estaban bien, lo único que le apetecía era recuperarse y disfrutar de su compañía. Se mordió el labio inferior e hizo amago de girarse para pedirle a Hyukjae que ignorara la reprimenda del otro. Pero el mayor lo abrazó más fuerte, apoyó la barbilla en su hombro y soltó aire por la nariz.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora