Donghae tenía náuseas y frío. Muchísimo frío. Encogido en posición fetal, con las manos entre las piernas y las lágrimas empapando la almohada, intentaba dormir al menos durante una hora. Había logrado perderse por unos minutos, quizás llegar a meterse en un sueño, pero enseguida habría los ojos y los recuerdos llegaban a él. Las ganas de echar la sopa que se había tomado entera para no enfadar más a Hyukjae.
Notó que le castañeaban los dientes, cerró los ojos e intentó dejar de llorar. No quería estar así. No era eso lo que había planeado. Estar en la misma casa que el mayor y no poder siquiera salir de la cama era peor que encontrarse a kilómetros de distancia. Quiso soltar un grito de impotencia, pero su afonía no le dejó ir más allá de un débil aullido.
Oyó que la puerta se abría y que unos pasos se acercaban. Se quedó cómo estaba. Sabía que no iba a poder hacer nada, no al menos hasta encontrarse un poco mejor o que Hyukjae estuviese dispuesto a escucharlo. Así que prefería hacerse el dormido. Apretó los labios para callar los sollozos, haciéndose más pequeño bajo el edredón.
Una mano le agarró el hombro de improviso. Todo su cuerpo se estremeció e intentó no moverse. Se notó siendo soltado y lo oyó alejarse. Creyó que Hyukjae cogería el plato vacío y se iría, pero los pasos se acercaron otra vez, desde el lado hacia el que se hallaba enfrentado. Apretó los dientes.
Dedos fríos le tocaron la frente. Luego algo cálido, algo que ya conocía. Sus labios.
—Mierda... —murmuró Hyukjae.
Sintió que le palpaba las mejillas con ambas manos. Estaban heladas, pero lo calmaron de alguna manera. Su piel debía de estar ardiendo por la fiebre.
Tomó aire dificultosamente por la nariz, abrió la boca y empezó a toser. Abrió los ojos, encontrándose a Hyukjae, levemente iluminado por la luz que entraba desde la ventana. Se llevó una mano a la garganta. Le dolía tanto.
Le vio inclinarse, pero no podía distinguir la expresión en su rostro. Se frotó los ojos, se apartó el pelo de la frente, se rascó la nariz con las mangas del pijama. Abrió la boca para decir su nombre y se calló. No le iba a servir para nada tampoco.
Dejó que Hyukjae metiera un brazo bajo su espalda y otro bajo sus piernas para levantarlo. Para pegarlo a su cuerpo y sacarlo de la cama. Donghae cruzó las dos manos detrás de su cuello. No entendía por qué estaba haciendo eso ni a dónde iba a llevarlo, pero le daba igual porque estaba entre sus brazos. Era lo más cerca que había estado de él en mucho tiempo.
Fue sacado de la habitación con pasos lentos pero no por ello tranquilos. Apoyó la sien en su hombro. Podía notar el corazón acelerado de Hyukjae.
Atravesaron una puerta y el brazo bajo su espalda se movió hasta oír un clic. Entonces la luz los golpeó. Entornó los ojos, comenzando a parpadear hasta poder acostumbrarse y mirar a su alrededor. Estaban en un baño. Azulejos blancos, retrete, lavamanos y una bañera. Giró la cabeza. Había un espejo, uno en el que se reflejaban los dos. Él, hecho un asco, temblando más de lo que creía, ruborizado, pareciendo extremadamente delgado en aquel enorme pijama. Y Hyukjae, con el ceño fruncido mientras estiraba una pierna para cerrar la puerta.
—Voy a dejarte en el suelo —informó. Donghae levantó la cabeza para mirarlo directamente— ¿Me has oído?
—Sí —murmuró.
Hyukjae suspiró aliviado. ¿Tenía miedo de que no lo oyera? ¿Tan enfermo parecía? Volvió a mirarse en el espejo mientras era suavemente depositado en el suelo. Estaba horrible.
Cuando las plantas de sus pies chocaron contra el suelo helado, dio un salto y se agarró con más fuerza a su cuello. Y al girar la cabeza él estaba ahí, a centímetros de su rostro, mirándolo.
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Inefable [EunHae +18]
FanfictionHyukjae es fotógrafo y sarcástico a tiempo completo. Donghae estudia para heredar la empresa de su padre. No se odian. No se quieren. No hay palabras para describir lo que sienten. Sencillamente inefable. ▶Queda prohibida la copia total o parcial de...