Capítulo 29

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Sora le explicó mientras comían que ya no hacía falta su ayuda en la boda gay porque uno de ellos había encontrado al otro teniendo sexo con un tercero, así que habían peleado y lo habían cancelado todo, incluyendo sus servicios. Se la veía algo triste por haber perdido un trabajo que iba a darle tanto dinero, pero al mismo tiempo era incapaz de no reírse mientras lo explicaba. Donghae tampoco pudo evitar unirse a ella, pero solo por lo aliviado que estaba. Se le había olvidado por completo. Una cosa era faltar un par de días por supuestos problemas médicos y otra irse por a saber cuánto tiempo a otro continente para ayudar con una boda homosexual. Era una situación bastante difícil de explicar.

Después, cada uno recogió sus cosas. En un silencio sepulcral, todos entraron y salieron de la cocina. Un grupo dijo como el día anterior que se iba a dormir y otro decidió salir a la terraza, incluyendo las dos pequeñas niñas que salieron corriendo detrás de su madre, suplicándole que abriera la piscina. Todavía era pronto para ello, repitió Junnie al menos seis veces antes que la puerta se cerrara.

Eran casi las tres de la tarde cuando Hyukjae y él bajaron las escaleras después de coger su mochila y la maleta del fotógrafo. No habían hablado demasiado porque el mayor no había querido. Incluso en ese momento, mientras llegaban a la puerta del garaje, parecía metido en sus pensamientos. Decidió no molestarlo. Quizás estaba asumiendo que le había llamado adorable.

Él ya lo había hecho. Estaba tan contento, tan feliz de ver las fotos en su galería, tenía tantas ganas de ponerse esa en la que salían riendo como fondo de pantalla que sentía el móvil temblarle en el bolsillo. Sabía que no podía hacerlo, porque Kyuhyun se enfadaría y Jessica sospecharía. Y tampoco debía.

Si fuesen novios, quizás...

Pero no lo eran.

Pararon delante de la puerta. Donghae se llevó una mano al pecho, al lado izquierdo, donde su corazón se había estrujado de repente. Tomó aire profundamente.

-¡Donai!

Giró sobre sus talones, dejándose ampliar una sonrisa y hacer a un lado todo pensamiento. La anciana era empujada por su nuera fuera del comedor. Llevaba una bolsa entre sus manos que Donghae reconoció como su tablero de shogi. Le habría gustado jugar otra partida con ella, pero tenía que volver a casa y preocuparse de las clases del día siguiente. Sin embargo, ella le dio la bolsa a la otra mujer para que la guardara y extendió los brazos hacia él.

No dudo en acercarse a abrazarla. Los dedos huesudos se le clavaron en la zona trasera del cuello, obligándolo a llevar su cabeza sobre el hombro ajeno. Acarició los costados vestidos de morado con suaves movimientos. No era incómodo, no era raro, no era tenso. Se volvió posiblemente uno de los mejores abrazos que una mujer le había dado en mucho tiempo.

Apretó los ojos, dejándose querer.

-Ha sido un placer conocerla -susurró.

-Cuida de mi lobo solitario, ¿vale?

Donghae asintió lentamente. Tenía ganas de llorar. Tenía lágrimas en los ojos, el corazón acelerado y un reconfortante calor en el estómago. ¿Por qué su madre llevaba tanto tiempo sin abrazarlo? ¿Por qué ella nunca le había hablado como si cantara una nana? Abrazó a la abuela con fuerza.

Se mantuvieron juntos largos segundos, hasta que ella lo tomó de las mejillas para alejarlo y le besó cariñosamente la frente. Su preciosa sonrisa de ojos arrugados le hizo frotarse los ojos antes de que cayera la primera gota.

-Sé que puede ser un verdadero dolor en el culo -dijo en voz alta, mirando a Hyukjae.

Donghae soltó una carcajada, dirigiendo sus ojos también hacia él. Pero, en cuanto sus miradas se cruzaron, sintió el segundo sentido de la frase alumbrar su cabeza y un potente rubor expandirse en sus mejillas. Volvió la mirada hacia la anciana.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora