Capitulo 31

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El veintiuno de junio llegó y todos los canales de televisión comenzaron a gritar que por fin era verano. Donghae ya lo sabía. Hacía un calor horrible, tenía el aire acondicionado puesto y ya había hecho planes con Kyuhyun para ir a la piscina el próximo martes, ya que era el único día libre del menor. Quizás más tarde se pasaría a visitarlo. No tenía nada que hacer, después de todo. Llevaba todo el día viendo Friends y hundiendo la cuchara en el enorme bote de helado de chocolate. Encogido en el sofá, en la camiseta de tirantes y el pantalón corto, rió ante un chiste de Chandler Bing y se metió otra cucharada entre los labios.

Hacía casi una semana desde aquel momento en el baño del bar de su hermano. Su madre no le hablaba desde entonces, pero Donghae no notaba la diferencia con el día anterior, ni el de antes. Lo único destacable era que en aquellos momentos sabía el porqué. Ella estaba enfadada porque no había sacado matrículas como Donghwa. Parecía darle igual que Donghae hubiese salido ya dos veces a cenar con Jessica en menos de tres días y que la chica estuviese loca por él. ¿Acaso no era un buen novio como ella quería?

Estaba cansado. Iba a seguir intentándolo, por supuesto, pero decir que había dejado su móvil en la habitación, con la batería fuera para que nadie lo molestara, no era mentira. Si Kyuhyun quería algo, podía ir a su casa o llamar al fijo. Pocas personas usaban ese número a parte de él.

¿Quién, a parte de su "novia" y su mejor amigo, querría hablar con él?

Nadie.

Ya sabía cómo iban a ser sus vacaciones. Quedaría con Kyuhyun de vez en cuando, sería el mejor novio posible para Jessica y terminaría las diez temporadas de Friends mientras devoraba botes y botes de helado pensando que no tenía a nadie con quien comentarla.

Calor, mosquitos, duchas frías y soledad. Mucha soledad.

Pero debía soportarlo porque esa era su vida. Y el hecho de enfrentar todos sus problemas le daba tanto miedo.

Eran las cuatro y cuarenta minutos de la tarde cuando el timbre sonó seis veces seguidas sin cesar en una manera insistente que, supuso, sería la forma en que Kyuhyun le indicaba que tenía prisa. Quizás estaba en un descanso y había decidido ir a por él. Era un buen amigo.

Convencido, dejó el helado sobre la mesita y se levantó. Arrastró los pies descalzos por el suelo, frotándose el cabello despeinado y rascándose el abdomen bajo la camiseta. Llegó a la puerta y abrió mientras bostezaba.

Se frotó los ojos.

Amber abrió una sonrisa de oreja a oreja cuando supo que la había reconocido. No era muy difícil. Conocía a pocas mujeres que salieran de ese modo a la calle. ¿Le habría robado la ropa a Hyukjae? No. Imposible. Aunque ¿qué importancia tenía su forma de vestir?

¿Cómo diablos había averiguado Amber dónde vivía y qué hacía allí?

—¡Hola! —exclamó. Metió una mano en la bolsa de deporte que le colgaba del hombro y rebuscó en ella hasta encontrar algo. Donghae esperó con el ceño fruncido— Espera... estoy segura de que estaba por aquí...

—¿Qué estás...

—Ya —irrumpió. Sacó una caja de zapatos y se la tendió, pero no dejó que Donghae la cogiera cuando lo intentó— Es una pena que los de Correos no trabajen los domingos, ¿sabes? He tenido que venir andando desde casa.

—Oh... Yo estaba... uh, ¿quieres un poco de helado?

Amber rió, pero Donghae iba muy en serio. No entendía nada y quería saber lo que había en esa caja, mas si Amber había ido andando desde tan lejos, dado que él siempre había cogido el autobús para llegar a casa de Hyukjae, tenía que estar cansada y sedienta. Podía servirle un vaso o darle otra cuchara.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora