Donghae apretó el papel de plata una última vez y metió el tupper en la mochila de Hyukjae. Comprobó que lo llevaban todo antes de cerrarla. Agua, comida, protector solar, la cámara sumergible y una baraja de cartas por si el aburrimiento les hacía compañía en algún momento del día, aunque lo veía francamente imposible. Estaba todo listo y lo había hecho él solo. Se sentía orgulloso de sí mismo.
Se ajustó el bañador a la cadera. Ya era hora de despertar a Hyukjae, ¿verdad? Éste se iba a alegrar cuando supiera que solo debía vestirse y conducir hasta la piscina.
Con un convencido asentimiento, anduvo por el pasillo, moviendo brazos y piernas al son de un tarareo que solo escuchaba en su cabeza. Su psicólogo le había dicho que lo hiciera y había tenido razón.
El martes, sumando que se había despertado tarde y lo agotados que ambos estaban, habían decidido quedarse acurrucados en el sofá sin hacer nada. El miércoles se habían despertado tan acalorados que habían terminado haciéndolo en la ducha. Además, Donghae todavía no se atrevía a ir a la piscina con el cuerpo lleno de mordidas y chupetones.
El viernes por la tarde había tenido su primera cita con el doctor Baek. Había durado casi dos horas. Habían hablado de Donghwa, de su madre y de Jessica. Le había contado la verdad porque, si comenzaba con secretos, nunca se iba a curar y porque el psicólogo le había prometido que nada saldría de la consulta. Había llorado desconsoladamente sobre aquel cómodo sillón, encogido en sí mismo. Había sido horrible.
Pero después de contarle diez minutos antes de terminar, que se iba a la piscina con su verdadera pareja, todo había parecido mejorar.
Esa mañana, Donghae se había levantado a las siete en punto y había escuchado la voz de aquel hombre en su cabeza mientras se vestía con ropa del mayor.
"No está mal ser impulsivo de vez en cuando"
Había robado sus llaves, sus gafas de sol y su mochila. Había ido corriendo hasta el supermercado y había comprado todo lo que creía necesitar para ir a la piscina, a parte de un protector solar de la farmacia. El mejor de todos. Tenía que proteger esa blanquísima piel.
Las cosas estaban cambiando esa semana. Le había dicho adiós a su relación con Jessica y era más algo que nunca con la persona que amaba y que, quizás, también sentía lo mismo. Esperaba con asias el día en que un ruborizado Hyukjae le dijera que también estaba enamorado de él, con sus adorables titubeos y quizás añadiendo un "idiota" después. Sin olvidarse de huir después, demasiado avergonzado para enfrentarse a lo que acabaría de hacer.
Sí, ese era su novio. Su sarcástico y odioso novio.
El mismo que dormía como un bebé en la cama, cubierto de sudor y vestido con solo unos bóxer grises.
—Hyuk —lo llamó.
Aunque le daba pena despertarlo, debía hacerlo. Ya eran las diez de la mañana y no quería llegar cuando fuese imposible siquiera colocar las toallas. Mas fue ignorado todas y cada una de las veces que intentó lograrlo solo con su voz, con suavidad y dulzura. En su cabeza eso funcionaba y recibía una sonrisa preciosa a cambio.
En la vida real, lo único que estaba consiguiendo era verle girarse para darle la espalda. Se cruzó de brazos y chasqueó la lengua. ¿Por qué se preocupaba? Hyukjae siquiera lo hubiera pensado dos veces antes de gritarle.
—¡Despierta! —chilló. Se subió a su lado de la cama y, arrodillado, lo tomó de un hombro para comenzar a sacudirlo—¡Despierta, despierta, despierta!
Hyukjae entreabrió los ojos para mirarlo, así que le sonrió. Soltó su brazo y se dio prisa en bajar de la cama antes de que el mayor pudiese hacerle algo por haberlo despertado tan bruscamente. Ya fuera bueno o malo, no quería entretenerse con nada. Mientras él rodeaba la cama, el mayor se estiró y sentó perezosamente en el colchón.
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Inefable [EunHae +18]
FanfictionHyukjae es fotógrafo y sarcástico a tiempo completo. Donghae estudia para heredar la empresa de su padre. No se odian. No se quieren. No hay palabras para describir lo que sienten. Sencillamente inefable. ▶Queda prohibida la copia total o parcial de...