Vestido de blanco

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Aquello era una mala idea. Hyukjae sabía que lo que estaba haciendo iba a echar por la borda años de abstinencia, pero estaba tan nervioso que solo eso podía calmarlo.

Miró el paquete de cigarrillos que la mujer de ojos claros le tendía y tragó saliva antes de aceptarlo. Ya los había pagado, de todos modos. ¿Qué iba a hacer? ¿Perder el poco dinero que llevaba en la cartera? ¿Ser un loco que se había ido a pasear por Escocia en chándal, sin abrigo, y volvía al hotel temblando por el frío y sin poder ver a su corderito porque "estaba prohibido verse la noche antes de la boda"?

Y una mierda.

Le iba a dar un ataque de nervios si no fumaba de una maldita vez. Y, aun así, se pasó todo el camino de vuelta apretando el paquete cerrado. Una vez alli, rodeó el edificio hasta llegar al solitario jardín y se sentó en uno de los bancos de madera. Entonces lo abrió. Echó el plástico a la papelera que tenía a su derecha, tomó un cigarrillo y comprobó que estaba totalmente solo antes de encenderlo.

Una calada. Solo una hizo falta para que su estómago se tranquilizara. Tardó en soltar el humo.

—Donghae me va a matar...

—Desde luego que lo hará.

Saltó en el sitio por la repentina voz que sonó a su espalda y se giró. Kyuhyun sonreía burlón. Con un bufido, se volvió hacia el frente. No estaba de humor para soportarlo.

—Lárgate.

—Tengo tanto derecho como tú a estar aquí.

De reojo vio cómo el perdedor rodeaba el banco y se dejaba caer a su lado. Se encogió en la sudadera, dando otra calada, y perdió su mirada en la oscuridad del cielo, tratando de no prestarle ni la más mínima intención.

Sin embargo, no pudo evitar reaccionar cuando algo cálido cubrió sus hombros. Revisó ese algo con el ceño fruncido. Era una manta enorme que lo tapaba desde el cuello haga las rodillas, excepto el brazo derecho que tenía estirado con el cigarro.

Luego miró a Kyuhyun. Éste se cruzaba de brazos, envuelto en una bata gris, en pijama, con el flequillo rubio apartado con una horquilla. Tenía ganas de mandarlo a la mierda como lo habría hecho años atrás, pero... pero no le salía.

—Gracias —murmuró.

Dio una profunda calada y se acurrucó bajo la manta. Olía muy bien.

Olía a Donghae.

Se estremeció, notando cómo sus ojos se llenaban de lágrimas, así que los apretó antes de dejarlas caer. No sabía qué le pasaba.

—Me la ha dado Ryeowook. Sabes que comparten habitación, ¿no?

—Pensaba que la compartía contigo.

—Yo también, pero tu hermana y Wookie me han echado hace un par de horas y ahora me toca dormir solo en otra habitación. ¡Y eso que soy el padrino!

Rió débilmente ante la imagen que el otro puso en su cabeza, pero no añadió nada más a la conversación.

Kyuhyun era el padrino de su boda junto con Sora. Durante meses había creído que iba a ser Donghwa, pero éste se había negado porque ya había sido el padrino de su "primera" boda y porque Kyuhyun se lo merecía más. Aunque no lo dijera en voz alta, Hyukjae estaba de acuerdo. Consideraba al menor su otro cuñado.

—No te voy a reprochar que estés fumando, pero me gustaría saber por qué lo haces.

—¿Porque estoy nervioso tal vez?

—Sí, pero ¿por qué? Es decir, amas a Hae y Hae te ama y lleváis ocho años juntos, que no es poco. Es la primera boda a la que voy en la que estoy seguro de que los novios van a seguir juntos toda la vida.

Inefable [EunHae +18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora