—Ha sido muy divertido —comentó Sora en su camino hacia el coche—. Hacía tiempo que no me lo pasaba tan bien.
Donghae le dio la razón con un asentimiento. Despidió con un movimiento de mano a una pareja con la que había hablado durante la cena y que le había explicado el porqué de celebrarla a las once y media de la noche; los viernes, a las doce, se llevaba a cabo un espectáculo en aquel restaurante cercano al conservatorio. No solo él y Sora habían disfrutado. Hasta Hyukjae se había reído a carcajadas. Había sido sencillamente genial.
Pero ya había acabado, eran casi las dos de la mañana y tenían que volver a casa. A dormir. A acurrucarse juntos en el colchón y despertar al día siguiente sabiendo que era sábado. Solo ese pensamiento hizo que sintiera de forma aniñada y corriera, casi saltando, hasta tomar a su novio de la mano.
Hyukjae se apartó el cigarrillo de la boca antes de mirarlo.
—¿Y esa cara?
—Es la única que tengo —rió.
—No, idiota. ¿Se puede saber qué te hace tan feliz de repente?
Amplió aún más su sonrisa y entrelazó sus dedos con los ajenos. Miró a Sora sobre un hombro, encontrándola muchos pasos atrás con el gesto torcido de forma traviesa. Se había alejado de ellos adrede. La vio guiñar un ojo.
—Bueno —comenzó, empezando a balancear sus manos a la vez—, hay algo que me hace muy, pero que muy feliz últimamente.
—¿Y me vas a decir qué es o no?
—¿Quieres saberlo?
Hyukjae abrió la boca, mas la cerró enseguida y se llevó el cigarrillo a los labios para una última y profunda calada. Lo tiró al suelo y lo pisó mientras soltaba el humo, como si todo eso le diera el tiempo suficiente para pensar una respuesta.
—Dímelo.
—Si me lo pides así, no —hizo un puchero de falsa molestia.
—No me jodas, Donghae...
—Eso demuestra lo poco que te interesa la felicidad de tu novio —dijo, y se aguantó la risa mientras lo soltaba para comenzar a caminar delante de él.
Tuvo ganas de girarse a mirar a Sora, pero supo que estallaría en carcajadas si lo hacía y prefirió quedarse con la mirada en el frente. Se mordió el labio inferior al oírle resoplar.
—Claro que me interesa.
Se detuvo ante tal afirmación y lo celebró con silenciosos gritos hasta que tuvo a Hyukjae a su lado, tomándolo del brazo izquierdo para que se girara a mirarlo.
—Entonces pídeme que te lo diga, pero hazlo bien —se cruzó de brazos.
El mayor miró a Sora, quien se encogió de hombros a lo lejos, andando lentamente para dejarles solos. Después volvió a él y suspiró.
—Corderito —pronunció.
—Dime —sonrió Donghae por fin.
—¿Qué es eso que te hace tan sumamente feliz últimamente?
—¿De verdad quieres saberlo?
—Te estás quedando conmigo, ¿no, valiente idiota?
—¡Claro que no! Yo jamás te... te haría... eso —terminó, echándose a reír porque ya no podía soportarlo más.
La risa de Sora también resonó en la calle vacía, aunque el mayor solo pareció prestarle atención a él y a cómo se había burlado tan descaradamente de sus buenas intenciones. Porque Donghae sabía que a Hyukjae le había costado mucho preguntarle aquello tan suavemente. Por eso, en un intento de menguar su tensión, se estiró y le rodeó el cuello con ambos brazos.
ESTÁS LEYENDO
Inefable [EunHae +18]
FanfictionHyukjae es fotógrafo y sarcástico a tiempo completo. Donghae estudia para heredar la empresa de su padre. No se odian. No se quieren. No hay palabras para describir lo que sienten. Sencillamente inefable. ▶Queda prohibida la copia total o parcial de...