Capitulo 4

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Pov Christian

- Señorita Steele, ¿dónde se cree que va?" - la llamé una vez que la puerta que daba a las escaleras se cerró. Continuó bajando las escaleras sin darse la vuelta para mirarme.

- Vamos a tomar el café, señor Grey.- con un tono despectivo, dijo mi nombre de la misma manera venenosa de siempre.- Por eso estoy bajando las escaleras. No olvide su dosis de cafeína, señor

¿Cómo podía estar tan buena y ser tan zorra? La alcancé en el rellano, entre los dos pisos y agarré su brazo, empujándola contra la pared. Sus ojos me miraron despectivamente, con los dientes apretados. Le puse el recibo en la cara mientras la fulminaba con la mirada.

-¿Qué coño es esto?"- Sacudió la cabeza sarcásticamente.

-¿Sabe? Para ser un pomposo sabelotodo, a veces es un hijo de perra bastante estúpido. ¿Qué mierda cree que es? Es un recibo. Ya sabe, se lo dan siempre que compra algo.

Oh, si no fuera porque es la mejor trabajadora que tenemos, ahora mismo la estaría despidiendo. ¿Quién demonios se pensaba que era, hablándome de esa manera?

- Eso ya lo sé -gruñí entre dientes, arrugando el papel dentro de mi puño.- ¿Por qué está comprando ropa con su tarjeta de la empresa?-Puso los ojos en blanco y se rio.

- Un capullo me rompió la blusa- respondió sin más. Se encogió de hombros, acercó su cara a la mía, y me susurró -Y mis bragas

A la mierda.

Tome aire y lancé el papel al suelo, chocando mis labios contra los suyos y enredando mis dedos entre su pelo, inmovilizando su cuerpo contra la pared con el mío. Mi miembro palpitaba contra su abdomen mientras sentí su mano en mi pelo, agarrándolo con fuerza.
Pegándome más a ella. Esto estaba jodidamente mal. Le subí el vestido por los muslos y gemí en su boca, mientras mis dedos encontraban el borde de encaje de sus medias de nuevo. Hacía esto para atormentarme; seguro que lo hacía. Sentí su lengua lamer mis labios a medida que las puntas de dedos acariciaban su caliente y húmeda entrepierna a través de sus bragas. Agarré la tela y le di un brusco tirón.

-Ya van dos- susurré, y presioné mi lengua entre sus labios, profundizando en su boca, junto a la suya.

Gimió profundamente cuando introduje dos dedos en su interior inmediatamente, y como si no pudiera ser posible, estaba más húmeda que la noche anterior.

Tenemos aquí una situación seriamente jodida.

Se separó de mis labios con un jadeo mientras la follaba con mis dedos, y mi pulgar frotaba en círculos su clítoris.

- De rodillas -gruñó a través de los dientes apretados, abriendo los ojos y mirándome.-Quiero tu boca en mí, ahora

No Me Jodas. ¿Acaba de decir lo que creo que ha dicho? Dios eso me ponía caliente, y se me puso imposiblemente más dura. Así que esta zorra quería jugar; iba a hacer que se corriera tan fuerte que olvidaría hasta su nombre. Me arrodillé en el suelo, guardando sus bragas en el bolsillo de mi chaqueta y colocando uno de sus tacones sobre mi hombro.

Abrí sus labios con mis dedos y acaricié su entrepierna con mi lengua, haciendo que sus caderas se convulsionaran levemente por la sensación, anticipándose a más. Sin avisar, deslicé mi lengua dentro de ella, que jadeó en alto y agarró mi pelo con sus puños. Joder, sabía increíble, y cada gota de su excitación estaban causadas por mí. Bueno, por lo menos no estaba solo en esta historia enfermiza. Tiré levemente de su clítoris con mis dientes, provocando que gruñera obscenidades entre dientes, y luego lo succioné entre mis labios, moviendo mi lengua sobre el rápidamente.

-Joder Dios mío- dijo entre dientes mientras el tacón de su zapato se clavaba en mi hombro.

Sentí como palpitaba contra mi lengua. Gemí mientras atraía mi cara contra ella cuando se corrió.

Una vez que me agarró con menos fuerza el pelo, pero sus músculos seguían tensos, supe que había llegado plenamente, aparté mi boca de ella y me puse de pie. Me miró victoriosa pero me quité rápidamente el cinturón y el pantalón, sacando mi miembro de su escondite y penetrándola fuertemente. Escuché como gimió, y se agarró con fuerza a mí.

Su respiración se aceleró y su excitación claramente se avivó. Mordió mi hombro y enroscó una pierna a mí alrededor mientras comenzaba a embestirla con fuerza y rapidez contra la pared. En cualquier momento alguien podría subir las escaleras y pillarme mientras me la tiraba. Debería tener cuidado, pero necesitaba quitarme a esta mujer de la cabeza.

Levantó la cabeza de mi hombro, y una vez más, sus labios chocaron con los míos con fiereza, tomando mi labio superior con los dientes. Todavía estaba apretada con fuerza sobre mí, mientras yo mantenía su cuerpo en alto; en ningún momento iba a dejar que saliera de su clímax. Al mismo tiempo, sentía la eufórica fricción en mi miembro, haciendo que mi clímax estuviera cada vez más cerca. Pero no antes de que esta pequeña se olvidara de mí, y lo que le estaba haciendo iba a quedarse grabado en su mente. Quizás así podría estar en paz.

- Joder- gruñó en voz baja mientras sus músculos internos se apretaban a mí alrededor, y su pierna me agarraba con más fuerza, empujando más profundamente.

Enterré mi cara en su cuello y pelo para amortizar mis gemidos mientras me corría dentro de ella, apretando su trasero con mis manos. Bajó la pierna despacio después de corrernos, e intentamos recuperar el aliento. Me aparté de ella y nos ajustamos la ropa, mientras ella se arreglaba el pelo, despreocupada.

-Bueno, menos mal que estoy con la píldora- Me dijo con calma. Se dio la vuelta y continuó bajando las escaleras, pero se paró en seco, girando para mirarme a los ojos.-Gracias por preguntar, gilipollas

Observé como desaparecía de mi vista mientras bajaba las escaleras, y yo me fui enfurecido a mi despacho, dando un portazo. Me senté en la silla, enfurruñado, meciéndome en ella unas cuantas veces. Saqué sus bragas desgarradas de mi bolsillo.

Miré el blanco satén entre mis dedos por un momento, antes de abrir el cajón de mi mesa y guardarlas junto al par de la noche anterior.

Mi SecretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora