Capitulo 38.1

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Pov Anastasia

Me aparté ligeramente, mirándolo a los ojos.

-Tengo que irme. "- Asintió y me acompañó hasta la puerta, devolviéndome el teléfono que estaba en la cocina y mi bolso del armario de la entrada.

-¿Seguro que estamos bien?"- Sus rodillas se doblaron un poco mientras su cara se quedaba a la altura de la mía, evidenciando la confusión en sus ojos. -Se cómo tuvo que sonar todo eso y yo...- Puse un dedo sobre su boca para callarlo.

-Estamos bien. "- respondí despacio, deseando alargar eso un poco más. Lo besé por última vez y abrí la puerta, saliendo al pasillo. Sin esperar una respuesta, me dirigí al ascensor. Entré dentro y presioné el botón, mirando como él se quedaba en el marco de la puerta, observándome. Su expresión era de confusión, y le dediqué una sonrisa antes de que las puertas se cerraran.

Finalmente, en la privacidad del ascensor, saqué mi móvil y presioné el botón de devolver llamada.

-¿Kate?- comencé a decir, mientras las lágrimas descendían por mis mejillas.

Unas horas después y una pinta de chocolate con doble de caramelo, me senté con la cabeza apoyada en el regazo de Kate mientras ella acariciaba mi pelo. El llanto había parado.
Intenté contárselo todo a Kate por teléfono, pero después de...

-Vale, Ana- comenzó a decir suavemente, mientras mis ojos casi se cerraban por las caricias tranquilizantes que me calmaban. -Estoy confusa. En la última conversación que tuvimos dijiste que solo era sexo, nada más. ¿Qué demonios ha pasado?"

-Yo solo... lo amo, Kate.- susurré, sacudiendo la cabeza. Mi corazón latía con rapidez mientras me daba cuenta de que era la primera vez que lo decía en voz alta.

-¿Lo amas?"- preguntó con tono incrédulo. -¿Desde cuándo?

-No lo sé. ¿Seattle? Quizás desde antes. "- Giré la cabeza para mirar por la ventana, observando cómo los árboles se mecían por la brisa.

-Ana, estoy confusa. Pensé que lo odiabas. "

-No lo sé. Todo es diferente. Él es diferente. Es como el hombre que pensé que no existía. "

Tomando aire profundamente, se lo conté todo. Le expliqué lo de la primera noche en Seattle, la manera en que peleamos y las cosas que nos confesamos. Le conté lo de nuestra semana juntos, la noche en la piscina, el día que se puso enfermo y lo mucho que me dolió dejarlo en el aeropuerto. Finalmente, le conté que había estado con él la pasada noche, y la manera en que me hacía sentir, lo cerca que había estado de decirle que lo amaba y lo que había pasado esta mañana. Decir que Kate estaba en shock, era quedarme corta.

-Ana, entiendo que estés disgustada, cariño. Pero estás enamorada.- dijo sonriendo. -Y no es algo malo. Quizás la situación no es perfecta, pero, ¿cuándo lo es? Cuando yo conocí a Alejandro, viajaba todo el tiempo, y aunque pensara que no había tiempo para tener una relación, sabía que no podía vivir sin él. Los dos sabíamos que estábamos hechos el uno para el otro y encontramos una manera para que la cosa funcionara. "

-Kate,- comencé, sentándome para mirarla a la cara. -No es tan fácil. Esto no se trata de una agenda ocupada, o que no quiera estar con él. Siento que todo está en nuestra contra. Yo trabajo para él. Eso sin contar con el hecho de que, técnicamente, podrían despedirnos a los dos. He estado mintiendo a gente que quiero. Gente que respeto, que me han acogido en su familia.- Sacudí la cabeza disgustada, mientras recordaba lo de esta mañana. -Soy una mujer madura y esta mañana me he escondido en su habitación mientras él le mentía a su hermano por mí. Sabía que necesitaba decirlo, pero ha sido jodidamente doloroso escucharlo.- Mi voz se fue apagando mientras apartaba la mirada, incapaz de aguantar la pena en los ojos de Kate.

Mi SecretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora