Capitulo 56

6.4K 476 31
                                    

Pov Christian

Nuestros labios se movían al unísono, enredando mi lengua con la suya mientras profundizaba el beso. Con dedos temblorosos acarició mi mandíbula, haciendo audible el sonido de sus dedos rozando la barba de mi barbilla. Agarré con mis dientes su labio inferior, y lo lamí. Mi mano se movió por todo su cuerpo desnudo, hasta su cadera.
Choqué mi cadera contra ella, gruñendo en su boca mientras su humedad me envolvía.
Mis dedos continuaron por su pierna, hasta alcanzar su tobillo, llevando su pierna a mi pecho.
Gimió en alto mientras movía mis caderas, con la nueva postura alineándome perfectamente para alcanzar su clítoris.

-Eso está genial- gimió mientras me movía sobre ella. -No... No pares.

Cerré los ojos y me concentré en la sensación de deslizarme sobre ella de esta manera.

Su suavidad y su calor me consumían mientras me movía. Era la tortura más dulce; saber que con un simple cambio de ángulo, podía estar dentro de su cuerpo. Deslizó la mano entre nosotros y acarició mi miembro. Aparté un poco mi cuerpo para ver como colocaba la punta en su entrada, acariciándola en círculos.

-Oh joder, cariño- susurré. Mi pecho pesaba y mi cuerpo dolía por el esfuerzo de no moverme, de dejarle el control a ella. Una calidez me invadió cuando se movió hacia delante, y observamos como entraba en ella.

-Oh, Christian- jadeó, cerrando los ojos y apretando los músculos de su interior a mí alrededor.

-Por favor, Ana.- rogué, con la urgencia de embestirla, de sentir el interior de su cuerpo.

Moví mis manos por sus caderas, agarrándola con fuerza. Me moví más profundamente hasta que mis caderas se fusionaron con las suyas.

-Espera- murmuró contra mis labios. -Necesito sentirte.

-Lo sé, cariño.- La besé despacio, pasando mis brazos por debajo de ella, acercándola a mí. -Dime que me amas.

-Te amo.- Sentí sus palabras vibrar bajo mis labios. -Hazme el amor Christian.

Mis manos exploraron su cuerpo mientras nos besábamos, dejándole la piel de gallina.
Doblé las piernas para embestirla mejor, con mis manos sobre sus muslos, pegándome más a ella. Nos dimos la vuelta y se puso encima de mí, con las palmas sobre mi pecho y sus piernas a ambos lados de mis caderas.

-Eres tan preciosa- dije mientras mis ojos devoraban su cuerpo.

-Tú también- respondió provocativa, sin aliento. Sus palmas acariciaron mi pecho, dándose apoyo mientras me cabalgaba. Echó la cabeza hacia atrás y me senté, colocando una mano detrás de su cabeza, y la otra acariciando sus pechos y su cintura. Arqueó la espalda, ofreciéndose a mí mientras su pelo acariciaba mis piernas con cada movimiento. -Más fuerte Christian- dijo gruñendo, moviendo sus caderas contra las mías. La tumbé sobre su espalda y me moví sobre ella una vez más, besando su pierna mientras la colocaba sobre mi hombro, y comencé a embestir una vez más. Se aferró a las sábanas que había al lado de su cabeza, retorciéndola con los dedos.

-¿Así?- le pregunté, golpeando con más fuerza mis caderas, notando el sudor de su pecho y sus hombros.

-Dios, sí,- jadeó. -Justo ahí, oh por favor... justo ahí.

-Estoy tan cerca, cariño- tragué saliva con fuerza, sintiendo mi boca seca y los músculos de mi estómago en tensión. -Puedo sentirte... puedo sentir que te vas a correr. Oh dios...

Dijo mi nombre en alto, arqueando la espalda y levantando las caderas mientras yo las agarraba con fuerza, intentando que no se moviera mientras que con una última embestida, me corrí dentro de ella. Con un suspiro exhausto, nos di la vuelta otra vez, extendiendo los brazos a ambos lados de mi cabeza. Presionó su cara contra mi cuello mientras intentaba recuperar el aliento.

Mi SecretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora