Capitulo 20

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Pov Anastasia

Tal y como esperaba, conducir hasta Seattle el lunes por la mañana, me dio tiempo para pensar. Me sentía descansada después de la visita a mi padre, nos pasamos el rato juntos, hablando y recordando a mi madre, saliendo con Sandra (su nuevo amor) e incluso planeamos un viaje para que viniera a Chicago.

En cuando me dio un beso y nos despedimos, me sentí tan preparada como era posible, considerando mi situación. Estaba muy nerviosa por tener que ver al señor Grey ¿otra vez, pero había puesto todos mis esfuerzos en mentalizarme? Hice un montón de compras online y llevaba una maleta llena de nuevas bragas poderosas. Pensé largo y tendido en mis opciones, y estaba muy segura de que tenía un plan.

El primer paso era admitir porqué me había ido realmente. Ahora sabía que había ido con la esperanza de ocultar mis problemas. Me di cuenta muy pronto de que no estaba funcionando. Estar a 2000 millas de distancia no había calmado mis ansias de él. Había estado soñando con él todas las noches, despertándome cada mañana sola y frustrada. Me pasaba demasiado tiempo pensando en que estaría haciendo, preguntándome si estaba tan confuso como yo, he intentado recopilar toda la información que podía de Elizabeth, sobre cómo estaban marchando las cosas.

Tuvimos una conversación muy interesante el martes, cuando me llamó y me informó sobre el estado de mi sustitución. Me reí histéricamente cuando me contó lo de los despidos de los becarios. Por supuesto, él estaba muy ocupado manteniendo a la gente alejada de él. Era un gilipollas.

Yo estaba acostumbrada a sus cambios de humor y su actitud brusca; honestamente, ya no me afectaban. Sabía que era buena en mi trabajo y me enorgullecía mi habilidad para aguantarlo. Profesionalmente, nuestra relación funcionaba como un reloj. Era la personal la que era como una pesadilla. Casi todo el mundo lo sabía; simplemente no conocían toda la extensión de la situación.
Pensaba con frecuencia en nuestro último día junto.

Algo en nuestra relación había cambiado, y no estaba segura de como sentirme al respecto. Le dije que nuestra relación física se había terminado, y sabía que tenía que intentar por todos los medios que así fuera. No sabía si podría hacerlo, pero por mi propia seguridad, al menos tendría que intentarlo.

Cuando era completamente honesta conmigo misma, me asustaba. Estaba aterrorizaba de que ese hombre, que era un completo error para mí, tuviera más control sobre mi cuerpo que yo misma. No importaba cuanto intentara convencerme de lo contrario.

Esperando en la zona de llegadas, me dije a mí misma las últimas palabras de ánimo.

Podía hacer esto. Oh dios... esperaba que pudiera.

Las mariposas en mi estómago revoloteaban una y otra vez, un poco preocupada por si me hacían vomitar.

Su vuelo se había retrasado en Chicago, y eran más de las 6:30 cuando finalmente tocó tierra en Seattle. Siete horas extras para pensar no habían conseguido calmar mis nervios.

Me apoyé sobre los dedos de los pies para conseguir una mejor vista a través de la multitud, pero no lo veía. Miré en mi móvil y volví a leer su mensaje:

Capullo Buenorro: Acabo de aterrizar. Te veo en un rato.

No había nada dulce en él, pero sin embargo, hizo que mi estómago se encogiera.

Nuestros mensajes de la pasada noche habían sido de la misma manera. No nos habíamos dicho nada en especial; simplemente le pregunté cómo había pasado el resto de la semana. Eso no sería nada inusual en cualquier otra relación, pero era algo completamente nuevo para nosotros. Quizás había una posibilidad de que dejáramos atrás el rencor y poder ser... ¿qué? ¿Amigos?

Mi SecretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora