Pov Christian
El aire todavía era frío, pero las pequeñas fogatas calentaban la azotea, manteniendo alejado el frío. Desde donde estaba sentado, podía ver como alcanzaba el otro extremo de la piscina, y se daba la vuelta para seguir nadando. Mis ojos estaban divididos entre la belleza de la mujer que estaba nadando, y las luces de la ciudad que nos rodeaba. Me eché hacia atrás en la tumbona, cerrando los ojos y dejando que los sonidos de la atmósfera me calmaran.
Una suave música sonaba por los altavoces, y si prestaba atención, también podía escuchar el murmullo del tráfico que había abajo. La cálida brisa acarició mi cara, revolviendo mi pelo, y me encontré a mí mismo pensando en lo perfecto que era este lugar para pasar una noche con ella.
El sondo del agua cayendo me llamó la atención y me senté, cortándome la respiración en cuando vi que estaba saliendo de la piscina. El agua caía por su cuerpo, haciendo que su piel mojada brillara por el parpadeo de la luz del fuego. Mi cuerpo parecía que iba a salir propulsado hacia ella, y rápidamente me levanté de la tumbona, agarrando una toalla blanca de la pila que estaba cerca de la cabaña.
Llevaba un pequeño bikini de rayas blancas y rojas que enseñaban cada centímetro de su bronceado cuerpo, y tragué saliva con fuerza mientras me acercaba a ella. Obviamente la había visto con mucha menos ropa, pero la manera en que la tela marcaba sus suaves curvas, me hizo recordar a la fuerza la verdadera razón por la que estaba aquí.
Se alertó de mi presencia en cuanto me aclaré la garganta, y me encontré con una expresión sombría. Parecía sorprendida de verme, pero no había ninguna otra emoción más intensa visible. Mi pecho se tensó de nuevo al recordar su risa de esa mañana contrastada con la mirada despreocupada que tenía ahora. Le ofrecí la toalla y observé como la miraba, esperando un momento antes de cogerla.
-Gracias- dijo, mirándome a los ojos.
-Tengo que hablar contigo- me quede mirándola, mientras una extraña sensación de pavor se apoderaba de mí. ¿Y sí ya era demasiado tarde? ¿Y sí ella ya se había cansado de mi indecisión?
-¿En serio? ¿Sobre qué?- Su voz era monótona y se notaba algo de enfado en ella, mientras caminaba hacia las cabañas. Cogió la botella de agua que tenía sobre la mesa y bebió un gran trago. Me giré para seguirla, todavía debatiéndome por lo que iba a decir.
-Sobre hoy. Sobre esto.
-No me debes ninguna explicación. "- Su voz era calmada pero retumbó en mis oídos como si lo hubiera gritado. ¿Cómo podía pensar eso? ¿En serio pensaba que no me preocupaba por ella? Observé como el dolor aparecía en su cara y de repente pude ver todos los errores que había cometido. Debería haber sido honesto, explicarle por lo que estaba pasando. En vez de eso, me encerré en mí mismo otra vez. Después de todas las cosas que habíamos vivido esta semana, me fui sin ninguna explicación, dejando que ella pensara lo peor. El pánico me invadió mientras miraba como se envolvía con la toalla y se daba la vuelta para irse... No podía dejar que se fuera.
-Claro que te la debo. "- dije, agarrando su antebrazo.
-¿Por qué dices eso?- Sus ojos buscaron los míos, y allí pude ver el miedo. ¿Era posible que se sintiera como yo? ¿Que tenía miedo a perderme, como yo tenía miedo a perderla?
-Debería haberte dicho.... Vi que alguien nos estaba mirando... Y yo simplemente- Me pasé las manos por el pelo y me di la vuelta lentamente, mirando hacia la piscina. No tenía ni idea de cómo llamar a esto y no hacerle daño.
- Oh.- Dijo en voz baja, y me giré para mirarla. Tenía la cabeza agachada, con una mirada de entendimiento resignado.
-La verdad es que ni siquiera nos miraba a nosotros. Es solo que levanté la cabeza y me hizo sentir"
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Mi Secretaria
FanfictionLa historia original es de Bere Pico, adaptada por mi Christian Grey es un capullo HERMOSO, con clase. En este punto de su vida lo tiene todo; dinero, coches y mujeres. Anastasia Steele es su guapísima secretaria, y durante nueve meses, él ha he...