Capitulo 26

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Pov Anastasia

-Es un tatuaje.- dijo divertido.

-Ya sé que es un tatuaje, pero..."- En este punto, me resultaba muy difícil pensar.- ¿Cómo... qué... qué dice? -No podía creerme que tuviera un tatuaje. El Señor Seriedad tenía un jodido tatuaje, y era la cosa más sexy que había visto.

-Je neregret ríen. (No me arrepiento de nada)

Mis ojos volaron hacia él, mientras una ola de pura lujuria recorría cada centrímetro de mi cuerpo.

-¿Que has dicho?

Él sonrió

-Je neregret ríen.- Dijo cada palabra muy despacio, enfatizando cada silaba.   

Eche la cabeza hacia atrás y cerré los ojos mientras dejaba que las palabras me embriagaran. Eso había sido la cosa más jodidamente sexy que había escuchado.

Entre eso y el tatuaje, estaba a punto de combulsionar espontáneamente. 

-Joder. Dilo otra vez.- Gimoteé.

Se acercó más, y con su aliento caliente en mi oreja, me lo susurró de nuevo.

- Je ne regret ríen. ¿Te gusta eso?-. se movió para para presionarse contra mi, elevando mi pierna sobre su cadera. yo asentí. 

- Di algo más.- Mis pechos pasaban con cada respiración, y mis sensibles pezones se endurecían cada vez que rozaban uno de los pelos que cubrían su pecho.

Se inclinó ligeramente, y sus manos acariciaban mi cola, elevándome, permitiendo que me agarrara a él con las piernas. Me agarró con fuerza, presionándome contra la pared, y sus palabras entraron en mi oído.

-Tu es faite pour moi. (Estás hecha para mí)

No podía esperar más.

-Házmelo, Christian- No se lo pensó dos veces, y con una embestida se introdujo en mí.

Grité, y el sonido hizo eco en el mármol.

-Christian-. Su voz se hizo más grave a medida que me embestía. -Tu es faite pour moi.

Me besó el pelo y continuó murmurando esas palabras una y otra vez en mi oído.
Sus movimientos eran fluidos y poderosos, y con cada uno me levantaba y me bajaba, deslizándome por la pared. Gemí en su boca en cuanto sentí que la poderosa sensación me tomaba por completo.

-Oh joder, Ana... No puedo... por favor.... no puedo alargarlo más.- Escuchar su voz tan desesperada y tan fuera de control solo intensificó mi necesidad por él. Todo pareció desaparecer; el sonido de la ducha, el frio mármol contra mi espalda. Lo único que existía en ese momento era ese guapísimo hombre y las cosas increíbles que me estaba haciendo sentir.

Dejé caer la cabeza sobre mi hombro y cerré los ojos, concentrándome en la deliciosa sensación que empezaba a esparcirse por todo mi cuerpo. Estaba muy cerca, casi en el límite. Mis dedos encontraron mi clítoris y comencé a frotarlo suavemente. Él bajó la cabeza y vio mi mano.

-Oh, joder.- Su voz era desesperada, y respiraba profundamente.-Tócate, cariño, eso es. Deja que te vea. - Sus palabras eran todo lo que necesitaba, y con una última caricia de mis dedos, el orgasmo me invadió.

Me corrí fuerte, estrechando mi cuerpo a su alrededor, y clavando mis uñas en su espalda. Christian gritó, y su cuerpo se agarrotó en cuanto se corrió dentro de mí. Mi cuerpo se sacudió con pequeños temblores incluso cuando mi orgasmo se desvaneció. Me aferré a él mientras su cuerpo se fundía con el mío. Besó mi hombro y mi cuello antes de plantar uno pequeño sobre mis labios. Nuestros ojos se encontraron brevemente, y entonces me deslizó por su cuerpo hasta el suelo. Se apoyó en la pared de la ducha, y se inclinó ligeramente, intentando recuperar el aliento.

Mi SecretariaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora